Más que nunca, el Jefe Maestro es necesario. Ya no se trata de proteger La Tierra, de garantizar la paz en el universo. El personaje creado por Bungie ─y desde hace un tiempo en manos de 343 Industries─ se hace imprescindible de cara a dar vida a una Xbox One verdaderamente necesitada de bombazos que respalden su existencia. Lejos de las fantásticas odiseas expuestas por la narrativa de la que es protagonista en sus juegos, el Jefe Maestro representa en este último tramo del 2015 la gran esperanza de Microsoft de cara a que su consola termine de despegar y plante batalla en un terreno copado por la competencia.

Cabe citar que la resolución de Halo 4 nos dejó ciertamente torcidos, con una historia que dejaba a las claras las puertas abiertas de cara a la continuación que hoy nos ocupa. Se evidenciaba el traspaso del testigo de una Xbox 360 que firmaba un Halo 4 verdaderamente notable (algo que se pudo comprobar igualmente en One dentro de The Master Chief Collection) hacia el nuevo rumbo que tomaría la saga en la nueva generación. Un trasvase que conlleva la mayor de las responsabilidades por parte de 343 Industries, que manejando el emblema por excelencia de la compañía de Redmond ha dado lo mejor de sí para llevar la experiencia Halo a otra dimensión, sentando las bases de lo que debe ser la máxima expresión de un first person shooter. Nada novedoso en verdad si tenemos en cuenta el mimo con el que Microsoft trata a su abanderado videojueguil desde aquella primera entrega que nos convenciera para adquirir la vieja y añorada Xbox, pero con nuevos aires que se nos antojan muy, pero que muy frescos.

Halo 5 Guardians propone una intensa campaña de quince capítulos en los que iremos alternando entre el indispensable Jefe Maestro y Locke, repartiendo el protagonismo de una manera bastante sorprendente… ¡y hasta aquí puedo decir! Sí podemos hablar de la intensidad de una historia trepidante y que no da concesión al aburrimiento (menos aún con el multijugador cooperativo), siempre y cuando superemos unos primeros compases algo anodinos y la transición de algunos capítulos en los que la acción es nula. No obstante, el verdadero problema de la campaña de Halo 5 es que se acaba de sopetón justo cuando mejor se pone el asunto. Se nos ha hecho extremadamente corta la experiencia, con unas cinco horas apuradas que pedían a gritos un poquitín más. Claro que siempre podremos tirar de los modos Heroico o Legendario, clásicos donde los haya, pero no todo el mundo está dispuesto a dar la concesión de la rejugabilidad a un modo campaña.

El espectáculo gráfico que acompaña tan breve odisea es digno de mención, plasmando en pantalla un verdadero trabajo digno de aquello que llamamos “nueva generación”. El arte de Halo siempre es espléndido, pero contemplar los nuevos diseños a 1080p y moviéndose todo a 60 imágenes por segundo es una auténtica gozada. Dejando de lado las geniales escenas CGI, debo mencionar un detalle que me ha parecido francamente extraño, por no decir feo. Y es que, como es habitual, el motor gráfico de Halo 5 va escalando los modelos en base a la distancia; el problema es que también escala las animaciones, y a poco que se alejen los personajes, veremos como sus movimientos reducen la tasa de fps a la mitad, algo parecido a lo que hacía aquel Resident Evil: The Mercenaries de Nintendo 3DS. Ante tan buen apartado visual, advertir este detalle choca sobremanera.

Por la misma vía podemos comentar que la grandiosa banda sonora compuesta por Kazuma Jinnouchi (fichado en su día desde la tambaleante Konami para trabajar en Halo 4) está al nivel de las épicas composiciones de Martin O’Donnell, encajando como un guante en la trama y ensalzando cada compás del modo campaña. Temazos como “Light is Green”, “Halo Canticles” o “The Trials” no solo recogen toda la esencia de la saga, sino que redondean la experiencia jugable de manera inigualable. A esto hay que sumarle un cuidadísimo apartado sonoro, repleto de contundencia y efectos la mar de llamativos. Y es una pena que tan maravilloso tratamiento quede en ocasiones eclipsado por un doblaje al castellano muy, pero que muy flojo, algo de lo que ha pecado en demasía esta serie en España y que a día de hoy refleja en cierto modo el frágil estado de la filial española de Microsoft.

Con respecto al multijugador, mencionar que afortunadamente contamos con una experiencia que se muestra más que estable, lejos del desastre del que fuimos testigos con The Master Chief Collection. En lo jugable, estamos ante una entrega que sigue los fueros marcados por Halo 4 (algo que no agradará a sus muchos detractores), aunque desaparecen las habilidades para dar paso a la adquisición de suministros a base de monedas. Ya en el terreno, se incorporan matices de interés como la propulsión ─un pequeño salto extra que nos permitirá hacer más de una virguería─ o unas ejecuciones que darán para multitud de experimentos y mofas varias. Por su parte, modalidades frescas como “Zona de guerra” (mezclando el factor competitivo con la ocasional presencia de la IA) añaden mucho empaque a un multi repleto de opciones clásicas. Todo promete mucho, y el tiempo dirá si en este sentido termina calando este Halo 5.

Si existe ahora mismo un juego capaz de vender una consola como Xbox One, este es Halo 5 Guardians. Técnicamente es tremendo, así como su nivel artístico roza la perfección. La jugabilidad clásica de la saga se ve potenciada por una historia comandada por la épica más generosa, a la vez que abraza las opciones multijugador con más soltura que nunca. Matices como la escasísima duración de la campaña o el molesto apuntado automático ─afortunadamente ausente en el multi─ son perdonables ante un título que por méritos propios viene a representar la excelencia en un género tan trillado como el de los juegos de acción en primera persona. Difícilmente se puede esperar lo contrario de Halo.

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