De vez en cuando aparecen en el horizontes algunos títulos que consiguen sorprenderme, y voto a bríos que eso es algo muy raro a estas alturas. O bien haces algo desmesurado rematadamente bien hecho a la usanza de The Witcher 3 o The Phantom Pain, o me abofeteas los sentidos mientras me abrumas con una jugabilidad excelsa al estilo de Nex Machina. Pero también puede pasar que llegue alguien como Huge Calf Studios y que con Carried Away ─su particular estreno en esto de los videojuegos─ hagan que te pegues a la pantalla de tu ordenador durante horas y horas.

Desarrollado por un equipo compuesto por tres muchachos de Manchester, Carried Away acaba de salir como juego de acceso anticipado en la plataforma Steam, y por un precio de 8,99 euros obtendremos un producto que se me antoja como bastante terminado. El equipo confiesa que estará en “early access” entre seis y doce meses, contando con recoger el feedback de los usuarios que apoyen esta temprana adquisición y redondear una locura que ya tiene bastantes visos de terminar convirtiéndose en todo un juegazo.
Carried Away es realmente un puzzle de construcción bastante sencillo, si bien sus fundamentos gozan de una profundidad difícilmente perceptible si lo contemplamos desde fuera, sin poner nuestras manos sobre el ratón y trastear con el juego. Sus desarrolladores nos meten de lleno en la mecánica a través de un tutorial que, bravo ahí, resulta muy divertido, perfectamente integrado en lo que son las propias mecánicas. Habiendo pasado ese episodio, habremos aprendido a la perfección el funcionamiento de Carried Away. Lo mejor es que todo lo que está por venir sabremos cómo afrontarlo… ¡pero no cómo plantearlo!

¿De qué va el asunto? Pues se trata de algo tan curioso como diseñar y construir teleféricos, saltos y puentes en lo que es un rompecabezas totalmente basado en la física. Fabricar las estructuras de los telesillas, las plataformas para que los esquiadores salten y otras zarandajas propias de las pistas de esquí son la pieza clave de este título, aderezado con pequeños objetivos que potencian la complejidad de los desafíos. Lo importante ante todo es el dominio de la física, como buen ejemplo son las cuerdas: tendremos que evaluar la fuerza que ejerce sobre nuestras construcciones, así como el peso que influye en ellas los telesillas. Si no calculamos bien (o si directamente tratamos de ahorrar en materiales), estaremos comprometiendo la seguridad de los esquiadores, dando lugar a tronchantes escenas en las que estas pobres personitas serán víctimas de rocambolescos accidentes. Por si acaso, si nuestras habilidades de construcción no dan abasto, podremos esquiar para llegar a la meta.

No penséis que estamos ante un complicado ejercicio de estrategia ni nada por el estilo; la construcción en Carried Away es sencilla y entretenidísima, basándose todo en un plano bidimensional, a pesar de que sus gráficos sean 3D. Colocamos los postes, las ruedas y extendemos la cuerda para que pasen los telesillas. Probamos y se cae todo, no se mantiene… Ponemos entonces postes cruzados para sujetar la estructura vertical. Ahora sí, se mantiene y los telesillas funcionan sin desastres. Aunque no habíamos tenido en cuenta ese árbol con el que se enganchan los esquíes al pasar… ¡paf!

Claro está, el reto se irá complicando de forma progresiva, a veces por los propios accidentes geográficos, otras por el bonus de intentar que el esquiador en el telesilla pueda alcanzar un ítem. El cualquier caso, el ensayo-error para ver si nuestro montaje aguanta el paso de tres esquiadores es absolutamente desternillante, sobre todo cuando un pequeño descuido puede dar con todo el conglomerado desmontándose en un caos digno de verse. Y claro, nuestros simpáticos muñequitos malparados. En cualquier caso, las reglas de la física dan rienda suelta a la improvisación, y en ocasiones los más locos experimentos darán notables resultados. Probar burradas es la leche, os lo aseguro.

Visualmente estamos ante un juego muy atractivo, con unos gráficos realizados con bajo poligonaje, pero con muchísimo encanto. Esto mismo se puede decir para el tratamiento sonoro, muy agradable y con un acompañamiento musical que huye de estridencias. Todo es más que apto para que tengamos una sesión tranquila de montaje, extendiendo cuerdas, postes, cables, puentes y rampas. El resultado final no es otro que el de la diversión pura y dura, en lo que es un juego al que no se le puede pedir más. Carried Away es justo lo que necesitaba para pasar un buen rato.

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