La presencia de música de videojuegos en la edición 2021 de MOSMA no se quedó en los acordes de The Last of Us por el maestro Gustavo Santaolalla. Hubo mucho más. Un concierto original, desenfadado, variopinto y con mucho, mucho amor a la bandas sonoras de videojuegos de todos los géneros, épocas y soportes, a cargo de la Movie Score Málaga Assemblé Orchestra, dirigida por el gran Joan Martorell.

Fue una noche muy especial la vivida en el Teatro Cervantes de Málaga. Tanto que hemos decidido repartir la cobertura del concierto y aprovechar la ocasión para hablar con los compositores protagonistas de la velada. El recital (denominado “Tributo a la música de videojuegos. Trece movimientos”) estuvo dividido en dos partes: una primera, en la que nos centramos en el presente artículo, que presentó un compendio de reimaginaciones de clásicos del medio, y una segunda mitad, quizá más convencional pero no por ello menos interesante, en la que disfrutamos de estrenos mundiales de composiciones españolas para videojuegos como Blasphemous o Call of the Sea y de la que os hablaremos en el próximo artículo.

En efecto, en este tipo de eventos, cuando se anuncia un concierto de bandas sonoras de videojuegos (aunque también se aplica al caso de películas y series), la propuesta suele ser bastante similar: recopilación de temas conocidos, que el público reconoce y espera poder tararear en el patio de butacas. Algo que, cuando se hace bien, resulta pero que muy gratificante. Pero se agradece incluso más que se apueste por algo diferente, como en “IA Corrupta. Versiones alternativas de obras inmortales (Reinterpretaciones)”, una curiosa selección de piezas y de suites que, como su nombre indica, fueron reimaginadas por algunos de los mejores compositores del panorama audiovisual actual, con amplia experiencia en cine, televisión y publicidad. Esta primera parte tuvo un hilo narrativo conductor, la amenaza de un virus, aunque esta vez más lúdico y festivo y sin los rigores del que nos ha tenido a raya estos últimos meses.

Arranque del concierto, «IA corrupta», que recogió diversas reinterpretaciones de clásicos del videojuego.

Esta particular mezcla de talento, clásicos de la música de videojuegos y ganas de divertirse dio unos jugosos frutos. Tanto que por momentos teníamos la sensación de estar asistiendo al estreno de un nuevo álbum arrange, que hubiéramos adquirido encantados al salir del recital.

Cinco duros, cuatro notas

El inicio del concierto, titulado “Entrando en la red – Invasión alienígena”, corrió a cargo de uno de los asiduos de MOSMA, Sergio de la Puente. El compositor granadino, autor de bandas sonoras de películas como El lince perdido, realizó un medley de piezas de la banda sonora de Tron Legacy, de Daft Punk, aunque en el programa y en las imágenes proyectadas en el escenario figuraba la primera entrega de 1982. Ya en las primeras notas de esta suite aparecieron los sintetizadores sonando con la orquesta, una mezcla a la que en otros segmentos se añadirían guitarras, batería y demás sonidos rockeros, como muestra de la variedad e informalidad de la propuesta; todo al servicio del mejor sonido posible. La segunda parte de su sección atacaba, nunca mejor dicho, los electrónicos y casi hipnóticos sonidos del arcade de Taito Space Invaders. El mismo Sergio de la Puente explicaba, en una breve intervención entre piezas, por qué había elegido la melodía de Tomohiro Nishikado: “recuerdo sisarle a mi madre los cinco duros de rigor para bajar a los recreativos y jugar Space Invaders. Esa música, que solo eran cuatro notas, te llevaban a otro mundo”. Desde luego, estábamos entrando en otra dimensión. El virus ya estaba empezando a causar estragos.

Fragmento de la reimaginación de Space Invaders por Sergio de la Puente y dirigida por Joan Martorell.

La pureza de los 8 bits

Javier Bayón apareció en pantalla, con un tinte verde que acompañó todas las apariciones de los compositores implicados en la futil lucha contra el virus de marras. Su aportación, denominada “Lucy in the Sky with Videogames”, mostraría según él “la parte oscura de Game Boy”. Destacó especialmente la reinterpretación estilo western de Sergio Leone del tema de Legend of Zelda, aunque no quedaban atrás por su calidad y eclecticismo las versiones de Super Mario Bros, Pac-Man y Castlevania. El propio Javier, aunque solo ha podido trabajar en el juego Hoodwink, confiesa a Metodologic sentirse muy apegado al medio: “soy un absoluto fanático de los videojuegos, desde las primeras máquinas arcade hasta los últimos avances en las consolas de novena generación. Además, como compositor de música de cine, estoy muy atento a sus bandas sonoras. Aunque en estos momentos estoy inmerso en la música de cine y series, uno de mis principales proyectos a corto plazo es buscar proyectos en el mundo de los videojuegos”.

La libertad de elección que disfrutaron los distintos compositores que participaron en esta particular iniciativa trajo eso sí el problema de qué escoger entre tantas posibilidades: “cuando me llamaron para participar este año, me dieron absoluta libertad para reinterpretar mi banda sonora preferida. Como fanático de las bandas sonoras de videojuegos me resultaba imposible elegir solo una y sobre todo reinterpretar cualquiera de mis preferidas (porque me parecen perfectas). Haciendo retrospectiva, me di cuenta de que las primeras bandas sonoras de videojuegos que me habían impactado fueron creadas para consolas que tenían chips de sonido rudimentarios. Así que decidí hacer una suite para todas esas músicas 8 bits que nos hicieron emocionar a todos los niños de los 80”.

Concierto tributo a Música de videojuegos
Javier Bayón en un momento del concierto tributo a la Música de videojuegos. Foto: Daniel Pérez / Teatro Cervantes

En su selección además tiene mucho que ver no solo los juegos en sí, sino su particular sonido: “lo que más me gustó es que la música 8 bits tiene una pureza que fue desapareciendo (como es lógico) a medida que los desarrolladores empezaron a construir chips más elaborados. Contenían melodías, ritmo y armonías memorables, pero carecían de un timbre complejo. Eso les otorgaba un poder evocador que provocaba que el hemisferio derecho de nuestro cerebro (que realiza las funciones imaginativas y creativas) interpretara libremente esa sucesión de tonos y los transformase en grandilocuentes bandas sonoras. En el caso de Zelda, por ejemplo, para mí siempre había sonado a Spaghetti Western. Así que intenté trasladar mi interpretación primigenia a la orquesta sinfónica. A la hora de adaptar estos sonidos afirma Javier que “lo que me llamó más la atención es la cantidad de melodías memorables que recordaba. Es decir, a pesar de su relativa sencillez contienen una eminente calidad. En uno de los movimientos de la pieza se me ocurrió hacer un scherzo en el que aparecen más de diez motivos de diferentes juegos entrelazados y deformados. Aparecen por ejemplo todos los temas de Tetris, fragmentos de Donkey Kong e incluso el juego de Pokémon para Game Boy. Su relativa sencillez contiene una eminente calidad”.

Las reimaginaciones de Javier Bayón dejaron un gran sabor de boca entre los presentes pero, ¿y si pudiera componer su propia música de videojuegos?: “me encantaría componer música para algún juego que narre un futuro distópico con elementos apocalípticos. Creo que genera un entorno idóneo para desarrollar un lenguaje musical arriesgado y complejo”. Y sí, Javier también reconoce el valor creciente de las bandas sonoras de videojuegos: “el panorama actual en cuanto a las bandas sonoras ha llegado a un nivel que supera en muchas ocasiones a la industria cinematográfica, así que hay muchas bandas sonoras recientes que me han dejado huella. Se me ocurre la sublime banda sonora del compositor Kristofer Maddigan para Cuphead o Legend of Zelda: Breath of the Wild de Hajime Wakai”.

El distópico pero jocoso ambiente creado por el virus continuó su curso.

Ser a la vez jugador y juguetón

Puede que a los más veteranos el nombre “El Lingote” les lleve al famoso pack de juegos para ordenadores de 8 bits creado por la distribuidora española Erbe. En este caso se trataba del título elegido para el segmento sonoro a cargo del compositor Carlos Martín Jara, que repitió en la segunda parte del concierto con el estreno mundial de su banda sonora para el juego Season of the Warlock. El desenfado y el descaro fueron dominantes en su sección, que incluyó Sonic the Hedgehog, The Secret of Monkey Island, Mortal Kombat, Wii Theme y Plants vs. Zombies.

Una selección tan variopinta debía tener una explicación: “han sido algunos de los videojuegos a los que más tiempo recuerdo haber jugado. Por ejemplo al Plants vs. Zombies estuve muy enganchado, ¡llegando incluso a pasármelo tres veces! (risas)”. Se deduce que hay un nexo muy particular, que va más allá del mero ámbito individual: “Bueno, en lo personal siempre he sido y soy muy gamer. En mi casa hay una Play, una Wii U, unas Oculus Rift y una Nintendo DS, aparte de dos PC Gaming, el mío y el de mi mujer, que además es streamer. Así que siempre me han gustado, y al ser músico me encanta y me fijo mucho en la música de los videojuegos, sí”.

A la variedad de juegos se unió, también en esta sección, la de estilos musicales, con mención especial al jazz, que le quedaba que ni pintado al citado Plants vs. Zombies de PopCap Games. Aunque en este repertorio había juegos más recientes y entrados ya en los 16 bits, sigue habiendo lugar para la experimentación: “Yo hice los temas intentando sacarlos de contexto al máximo (musicalmente) y a la par intentando hacer diferente estilos. Fue casi un reto personal juguetón. Creo que cualquier melodía puede ser versionada en diferentes estilos y de hecho es algo a lo que ya jugaba de pequeño cuando empecé a estudiar música. Me parece un ejercicio divertido. De las (músicas) originales lo que más destacaría es lo bien que encajan en su contexto original. No es fácil hacer esto. Y creo que son grandes composiciones”.

Mientras sonaban las notas de Mortal Kombat bajo la batuta de Joan Martorell, el propio Carlos Martín Jara aparecía en el escenario, micrófono en mano, para recitar combinaciones de botones y mensajes del juego, adaptados a los nuevos tiempos: “¡acaba con él! ¡O con ella! ¡O con elle!”. Este virus estaba siendo de todo menos serio, desde luego.

Carlos Martín Jara en MOSMA
Carlos Martín Jara en el concierto Tributo a la música de videojuegos en MOSMA. Foto: Reme Díaz / Metodologic

Joe Hisaishi, Rachmaninov y los tetrominós

Entre tanto clásico no podía faltar Tetris. En “El viaje del bloque”, la sección de Dani Trujillo y Daniel García, vivimos un curioso duelo de estilos, más que de versiones, del archiconocido tema de la longeva saga de puzles.

Nos resulta inevitable, por la curiosidad al tener enfrente a estos compositores, saber si tienen un bagaje o experiencia personal con los videojuegos, más allá de realizar músicas para ellos. Dani Trujillo nos cuenta: “Mi relación personal hasta los 20 años fue bastante alta (risas). Como disponía de bastante más de tiempo que en la actualidad, jugué a muchas sagas de Sierra, a los Monkey Island, a DarkSeed, que por cierto era muy complicado. Comprábamos la Hobby Consolas, los PC Manía y todas las revistas del sector con las guías de juego para hacer trampa cuando nos encallábamos. Cuando empecé a trabajar como compositor de audiovisual, por desgracia tuve que abandonar el uso lúdico de consolas y ordenadores”.

Como ya estamos viendo, la elección de los temas acabó siendo totalmente personal, aunque en el caso de ‘El viaje del bloque’ tiene algo más de historia según Dani Trujillo: “Pues realmente fue un robo a mano armada a ‘Meno’ Javier (Gimeno Bayón), que por suerte es un buen amigo. Él la tenía contemplada dentro de su set de Nintendo y le dije ‘oye ¿la puedes sacar y hago yo una sola del Tetris?’ Como somos buenos amigos nos la prestó amablemente. Pienso que fue un regalazo, ya que es una de las canciones más míticas del mundo del videojuego y pensé que se podía hacer algo bastante loco con ella, al ser una melodía muy reconocible por el público”.

Ya aquí se ve otra constante sobre la elección de los temas del concierto, la sencillez del sonido 8 bits, esa sencillez que los hace a la vez memorables y flexibles para reimaginar dichos temas: “justamente el hecho de que sea una melodía tan popular y sencilla permite que, pese a alterar un poco las células rítmicas y la armonía, se siga reconociendo la canción”. Además, al tratarse de una canción popular, crea una mezcla irresistible para el oído y para el compositor, lo que muestra la principal razón de su prolongada fama: “como toda buena música popular, ha superado el paso del tiempo. Es fácil de memorizar, son células sencillas y el que las recibe puede anclarlas fácilmente en su mente. Tengo un respeto total por este tipo de melodías”.

Pero no se trató de una sucesión de versiones de la melodía de Tetris, se planteó como un duelo de estilos y géneros musicales de lo más dispares entre Dani Trujillo y Daniel García: “Dani (García) es un buen amigo, nos conocemos desde hace veintimuchos años. Él es mayor que yo, nos conocimos en el conservatorio cuando yo empezaba a estudiar y él prácticamente acababa. Nos volvimos a cruzar hace unos años y he tenido el placer de trabajar con él en la orquestación de un largo de animación de producción china que estamos realizando junto al compositor Juan Diego Peral. Mi idea inicial en solitario fue hacer una adaptación cruzando Tetris con El Viaje de Chihiro, pero una vez empecé me dije ‘ostras, ¿por qué no cambiar a un rock progresivo, más Dream Theater?’. Lo compartí con Daniel Garcia y por su parte propuso hacer una fuga y añadir referencias a Rachmaninov. Planteé a la organización del MOSMA que cada uno de nosotros hiciera una parte del arreglo, y planteamos hacer este duelo escénico para dar un poco de humor, un poco de juego, ya que creemos que era un ‘show’ adecuado para un concierto de videojuegos”. Fue uno de los grandes momentos de la noche, sin duda.

El rey de la creación

Así se referían Nacho y Jorge Ferrando, conocidos artísticamente como los Hermanos Ferrando, a la criatura, al ente al que querían homenajear. Nada menos que al monstruo que es en sí la saga Resident Evil, en su sección “Virus Attack”.

Hermanos Ferrando
Hermanos Ferrando en plena creación. Foto: Hermanos Ferrando

Nacho y Jorge también tienen su propio vínculo con el videojuego, en este caso marcada por la franquicia de Capcom, tal y como reconocen a Metodologic: “la relación de simbiosis propia de dos chavales que se viciaban al Resident en los arcades de Madrid hasta que sus ojos se veían convertidos en carbunclos gigantes por la acción del virus T. Resident Evil propone un universo fascinante para creadores de bandas sonoras como nosotros, especializados en combinar música de vanguardia con las guitarras y electrónica más oscuras”.

Una saga que, como ya han descrito, ha tenido numerosas ocasiones para reimaginarse en versión orquestal, por citar solo un ejemplo, en su amplia discografía. Sin embargo, los hermanos Ferrando decidieron tirar por otro camino en su sección: “no tuvimos en cuenta ninguna versión ni la música original. Desde el comienzo quisimos deliberadamente crear algo desde cero, imaginando la atmósfera de nacimiento del virus T, que luego se va replicando e infectando a más huéspedes hasta alcanzar el huésped final con éxito. No pretendimos parecernos ni diferenciarnos, solo aportar nuestra propia visión”. Y es que la de Resident Evil “es una música misteriosa, inquietante, oscura y tenebrosa que siempre nos ha gustado. No hemos adaptado nada de la banda sonora original, pero lo que ha resultado fundamental para nosotros ha sido la plantilla instrumental disponible, que nos permitía combinar elementos que son de nuestro interés a la hora de crear: grupo instrumental acústico, banda de rock y electrónica”.

Una vez más, la autonomía dada a los compositores tuvo sus frutos en el repertorio: “Fue una elección personal. Visceral más bien. Por un lado la afinidad biográfica con el videojuego y el deseo de aplicar algunas de nuestras principales características como músicos a esa ficción tan fascinante que propone la saga. Por otro lado era una forma de enfrentar la pandemia mundial de manera creativa, proponiendo una composición en la que triunfa el virus”. Se trató en suma de un segmento contundente, con una atmósfera muy del estilo de las mejores entregas de la saga, opresiva y caótica en unos momentos y melódica en otros, pero siempre atrayente. Eso sí, no todo es Resident Evil en cuanto a videojuegos para Nacho y Jorge Ferrando: “La saga Halo nos resulta muy atractiva e inspiradora por la producción que posee. Por otra parte diríamos que la saga Command & Conquer nos ha dejado huella, al acompañarnos durante muchos años y tener una banda sonora que nos impactó por su contundencia”.

Hermanos Ferrando en MOSMA
Segmento del concierto Tributo a la música de videojuegos en MOSMA con los Hermanos Ferrando. Foto: Daniel Pérez / Teatro Cervantes

Épica y melodía

Tras el tremendo zarpazo del virus en el segmento de los hermanos Ferrando, pasamos a una sección mucho más festiva y que desató no pocas sonrisas de nostalgia entre el público. Bajo el título “El club de la lucha”, Luc Suárez homenajeó nada menos que a Street Fighter 2. Guitarras eléctricas atronando entre los violines de la Movie Score Málaga Assemblé Orchestra, efectos de sonido y voces del juego para terminar de ganarse a los asistentes.

Luc Suárez nos cuenta su particular relación con el videojuego: “siempre ha sido esporádica, pero a la vez intensa. Lo que quiero decir con esto es que desde pequeño en casa ha habido ordenadores, pero no consolas. Y como el ordenador de casa era siempre compartido por toda la familia, los momentos de ocio con juegos de ordenador eran más bien cortos. Cuando la cosa se ponía intensa era cuando algún amigo con alma caritativa me dejaba su consola -Super Nintendo, Gameboy, (alguna consola de) Sega- unos días, ¡ahí entonces era vicio puro!”.

Luc Suárez
Luc Suárez en foto de archivo. Foto: Luc Suárez

Igual de temprana es su relación con la música de videojuegos: “en realidad, que recuerde ser consciente de la primera música en un videojuego, sería en un juego de Amstrad que no recuerdo el nombre pero era tipo Indiana Jones (¡pero en 8 bits!), pero me acuerdo preguntarle a mi padre sobre la música y él responderme: ‘Sí, claro, eso es la Moonlight Sonata de Beethoven’, ¡pero claro, a 8 bits! [más tarde Luc recuerda que, en efecto, se trata del juego Jet Set Willy]. A mí me daba una sensación de nostalgia y misterio que me fascinaba. Podría decir que fue mi primera conexión con la música de videojuegos, con todos mis respetos al señor Ludwig. Después vinieron juegos como Monkey Island, Tetris, Warcraft, Starcraft, etcétera”.

Al preguntarle por un hipotético proyecto de banda sonora de videojuegos, ese que le haría lanzarse, “sin duda algún western o juego basado en la época medieval. ¡Me hubiera encantado componer la música de Zelda o Monkey Island! La verdad es que poco juego, pero de los juegos que he podido escuchar Starcraft tenía muy buena pinta, así como las piezas minimalistas de Minecraft. Nunca he compuesto para videojuegos ¡pero está en mi lista de objetivos!”.

Una vez más y acerca del concierto, Luc incide en la carta blanca que tuvieron los compositores sobre la elección de sus piezas: “¡fue totalmente personal! En realidad [el responsable de contenidos del festival] David Doncel, me preguntó qué videojuego quería reimaginar y yo al principio dudé, porque como ya he dicho nunca he sido un gran gamer, pero de repente caí en que yo había sido un gran arcader (creo que me acabo de inventar este término): me pasaba cada sábado jugando en la sala de máquinas de mi barrio, quemando monedas de veinticinco pelas como si fueran cerillas. Y cómo no, la máquina en la que siempre estaba era la de Street Fighter 2, tarareando esas maravillosas melodías pegadizas que creó la grandísima Yoko Shimomura. Cuando se lo propuse a David, no tardó ni un nanosegundo en decirme que sí”.

Luc Suárez reinterpreta Street Fighter 2 en el ensayo del concierto de Tributo a la música de videojuegos de MOSMA 2021. Vídeo: La Buhardilla de BSO Spirit.

En la reimaginación realizada por Luc Suárez, como hemos adelantado, no faltó detalle ni guiño al espectador-jugador: “lo de las voces y efectos de sonido se me ocurrió como puente entre pieza y pieza, además me servía de guía para que el público pudiera anticipar qué personaje venía antes de que empezara la música”. En su adaptación, Luc señala lo que le llama la atención del sonido original: “sin duda alguna fue la parte melódica la que me dejó fascinado. Por alguna razón, al haber escuchado esta música durante años ya la había interiorizado y no era totalmente consciente del maravilloso trabajo melódico que hay detrás de Street Fighter 2. Desde el dibujo épico y emocionante de Guile hasta el complejo retrato melódico de Chun Li. Una maravilla”. Un trabajo delicioso pero complejo, a tenor de lo que admite: “El proceso fue un poco más largo de lo que tenía planeado por temas logísticos; me pilló en plenas vacaciones y tuve que hacer malabares para poder combinar las dos cosas. Lo primero fue recolectar las músicas de cada personaje y elegir cuál iba a usar, una vez hecho esto edité la música para tener una referencia de cómo iba a sonar, sobre todo por el orden. Seguidamente empecé a recrear todo con MIDI, adaptando estructuras y tonalidades a mi gusto para que todo tuviera una continuidad y coherencia. Una vez acabada la maquetación en MIDI empecé a orquestarlo directamente a partitura para poder entregárselo a la orquesta; diría que este proceso y el aprenderme de memoria toda la pieza fue el más largo de todos”.

Mereció la pena, el público quedó encantado con sus recreaciones del mítico juego de Capcom. 

Juegos de guerra

Bajo este nombre sonaron los acordes de la banda sonora de Gears of War 2, con arreglos de Óscar Senén, aunque en esta edición no pudo dirigir en persona esta suite. El compositor, orquestador y director de orquesta ha dirigido y escrito arreglos para otros conciertos del festival, del que es uno de sus invitados recurrentes. El amplio y creciente currículum de Senén, que incluye trabajos como Batman: la LEGO película, Hasta el último hombre o la esperada Sin tiempo para morir habla por sí solo.

La grandilocuencia y la épica de Gears of War 2 en las manos de Senén dieron un brillante colofón a la intensa primera parte del concierto. Un viaje lleno de contrastes, en el que predominaron el humor y el atrevimiento de los compositores invitados a esta curiosa reescritura de sonidos del videojuego.

De Morricone a Halo

Los compositores que se dieron cita en estos Trece movimientos también aportaron sus propios arreglos en 2020, que dieron lugar al homenaje a Ennio Morricone en MOSMA. El fallecimiento del legendario compositor italiano motivó entonces la iniciativa de reimaginar algunas de sus melodías más emblemáticas. Este año muchos de esos músicos han repetido experiencia, con los videojuegos como laboratorio de sus creaciones.

Sobre similitudes y diferencias de una experiencia a otra, nos cuenta Javier Bayón: “siempre he sido un gran fan de Morricone y el año pasado elegí un aspecto de su música que para mí es uno de los más interesantes y menos populares. Aun así, fue mucho más fácil porque se trataba de un solo tema de una película en concreto. Por el contrario, el reto de este año ha sido erigir una suite con tantas músicas y hacer que encajaran en una sola pieza, lo hicieran de forma fluida y sin sufrimiento en la forma musical. Lo que más me ha pesado es tener que descartar muchos juegos que me hubiera encantado mostrar. ¡Tenía material para llenar todo un concierto!”

Por su parte, Dani Trujillo puntualiza: “El homenaje a Morricone (que es uno de mis compositores de cabecera) fue más respetuoso. Aunque una de las piezas que hicimos con la fabulosa voz malagueña de Noelia Franco (Concursante de Operación Triunfo) la llevamos al terreno del pop-rock aprovechando las posibilidades de su voz. MOSMA 2021 nos lo hemos tomado como un juego. Nos ha permitido pasárnoslo bien y sobre todo intentar hacérselo pasar bien al público”.

A su vez, Luc Suárez señala que “las principales diferencias serían que en esta edición he readaptado dos piezas (Halo 2, conjuntamente con mi gran amigo y socio Javier Bayón, que sonó como broche final del concierto) y que he tocado la guitarra en tres piezas, la tercera la del ‘Viaje del Bloque’, la reimaginación del juego Tetris por Dani Trujillo y Daniel García. La otra gran diferencia fue crear un medley con diferentes personajes y sus respectivas melodías. En general el trabajo en sí ha sido más complejo, pero la experiencia de poder tocar con orquesta, ¡fantástica!”.

Nacho y Jorge Ferrando, que en este concierto abordaron el universo Resident Evil, también tienen su punto de vista sobre las dos reimaginaciones: “el punto de partida era totalmente diferente, pues si bien en Resident Evil nuestra premisa era crear algo desde cero, en ‘Con licencia para soñar’, la obra con la que rendíamos homenaje al maestro Morricone, la propuesta era llevar a nuestro terreno el tema Chi mai, lo que implicaba desarrollar el tema y vestirlo de ópera electrónica, creando una letra original -la composición de Morricone era puramente instrumental- y actualizando la sonoridad, incorporando una introducción que nos lleva a un universo sonoro muy diferente al original”.

Mucho más que una serie de conciertos

Todos los autores que se dieron cita en esta sexta edición de MOSMA coincidieron en el acierto de la existencia de un festival así, y de que sus impulsores sigan con su empeño, a pesar de las dificultades y obstáculos para la cultura en general en tiempos de pandemia. Todos se alegran además de tener este punto de encuentro con otros compositores y con los fans de todos los rincones. Ojalá en próximas ediciones se recuperen los encuentros con los autores, así como otras actividades que forman parte del ADN del festival.

Concierto Tributo a la música de videojuegos
Saludo final de los compositores en el concierto Tributo a la música de videojuegos de MOSMA 2021. Foto: Reme Díaz / Metodologic

Afirma Javier Bayón al respecto: “creo que es un festival muy necesario en este país. Además, ha demostrado un año más que es capaz de programar conciertos de excelsa calidad para todos los públicos. No me queda más que agradecer a toda la organización y al Festival de Málaga que se haya podido celebrar esta nueva edición (sobre todo en las condiciones actuales) y, por supuesto, el haber sido invitado”. Luc Suárez da con varias claves del proyecto: “La verdad es que MOSMA se ha convertido en un festival muy importante y personal para mí, no solo por el honor de ser invitado y el agradecimiento hacia David Doncel y compañía, sino por la admiración que les tengo por tirar adelante un festival de este tipo en unos tiempos tan complicados como han sido (y son) estos últimos dos años. No es nada fácil coordinar a tantos compositores, con tantas piezas diferentes y condiciones, como en todos los eventos grandes siempre hay momentos de preocupación, pero como bien dijo Freddy Mercury ‘the show must go on!’ y al final ¡siempre sale todo!”. Dani Trujillo incide en el valor lúdico de MOSMA: “Para mí es una fiesta. Simplemente el hecho de poder pasar unos días de ensayos con otros compositores que se dedican al mundo audiovisual, compartir experiencias, fracasos y éxitos en ‘comunidad’, para mí es un verdadero gustazo disfrutar de esta experiencia. Obviamente aprovecho este espacio para agradecer a la organización la invitación y sobre todo que consigan que el festival siga en pie, ya que levantar un festival en estos tiempos es arduo y difícil”. También Carlos Martín Jara comparte y reparte entusiasmo al hablar de sus sensaciones: “fueron geniales, no podría estar más agradecido. Me encantó además conocer a otros colegas y compartir tiempo con ellos. Es de agradecer que existan estos festivales, la verdad”.

Pero quizá la declaración más emotiva y a la vez rotunda sobre lo que define y significa la existencia de MOSMA la realizan los hermanos Ferrando: “Amor. Amor por la música. Amor por las bandas sonoras. Amor por Málaga y las cosas bien hechas”.

Desde Metodologic queremos agradecer especialmente a los compositores por su colaboración en esta primera parte del especial: Javier Bayón, Carlos Martín Jara, Dani Trujillo, Nacho y Jorge Ferrando y Luc Suárez.

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