Aquel primer Call of Duty que nos regalara Infinity Ward vio la luz un 29 de octubre de 2003. Pero si dirigimos nuestra mirada hacia Treyarch, los responsables del título que ahora nos ocupa, podremos comprobar que su primera aportación a la franquicia cumple hoy diez añitos. Y es que Call of Duty 2: Big Red One se asomó en noviembre del 2005, llevando a los usuarios de PlayStation 2, Xbox y Game Cube un magnífico first person shooter del que tristemente pocos se acuerdan (probablemente por coincidir con el Call of Duty 2 de Infinity Ward).
Diez años desde entonces, entre los cuales Treyarch ha firmado entregas como Call of Duty 3, Call of Duty: World at War, Call of Duty: Black Ops y Call of Duty: Black Ops 2. En todos los casos, estos ejemplares se han caracterizado por añadir una trama más oscura y profunda, en la que se hace más hincapié en los personajes. Igualmente, Treyarch no se corta a la hora de imprimir crudeza en sus juegos, mostrando sangre, amputaciones y demás barbaridades características de algo tan cruel como la guerra en sí. Entre otras cosas, estos factores hacen que para el que esto suscribe sean los Call of Duty de esta desarrolladora los más interesantes.
Ahora, después de un lapso de dos años ocupados por Ghosts y Advanced Warfare, Treyarch vuelve con un desarrollo en el que han tenido más tiempo que nunca para plasmar lo que viene a ser el Call of Duty más completo de toda la franquicia. Cierto es que Treyarch fue la encargada de trasladar el mentado Ghosts a Wii U, pero se trató de una conversión que no mermó en demasía el abultado trabajo que ha conllevado meter en el nuevo Black Ops III el ingente contenido que lleva en sus tripas. El resultado es un juegazo como la copa de un pino que ni de broma merece los deméritos otorgados por aquellos que por norma critican esta serie de videojuegos.
Imaginad un Call of Duty con una de las campañas más largas de toda la saga, con más de diez horas de duración. Añadidle a la misma un multijugador cooperativo que la convierte en un toda una revolución de lo más rejugable. Por su parte, el multijugador de toda la vida aporta mecánicas nuevas y equilibra el conjunto como nunca. A esto le sumamos el añorado modo zombie, que viene con las pilas cargadas tras varios años de ausencia. Y como plus, una modalidad al estilo “retro” llamada Dead Ops Arcade, un modo pesadilla, la opción Free Run (inspirada en Mirror’s Edge)… Tal y como viene de serie, Black Ops III es con diferencia un excelso paquete cargado de sabroso material, convirtiéndose en una opción imprescindible se te gustan los juegos de acción en primera persona.
Para la ocasión nos encontramos con un entorno futurista, en cierto modo pariente de lo visto en Advanced Warfare, potenciando un factor ciencia ficción (que nos recuerda un poco a Deus Ex) en un argumento repleto de giros y sorpresas al más puro estilo Treyarch. La acción nos traslada al año 2065, llevándonos a lo largo de once niveles en los que los tiroteos clásicos de la franquicia se mezclan con la manipulación mental, las paradojas temporales o el control de entidades cibernéticas. En todo caso, estamos ante una campaña abierta, donde se deja de lado la linealidad a la hora de abarcar las misiones. Esto se hace especialmente jugoso teniendo en cuenta el factor multijugador cooperativo, exponiendo el juego según nos convenga en base a nuestras preferencias.
Hay que destacar el hecho de que los escenarios sean amplios, abandonando la sensación pasillera de anteriores episodios. Así, la táctica cobra protagonismo, pudiendo abarcar la situación por distintas vías. Aquí se nota la disposición del multi cooperativo, ya que cuatro usuarios caminando por el clásico pasillo de Call of Duty sería algo caótico. En Black Ops III se ha hecho con naturalidad, siendo la sensación de combate mucho más coherente. También es destacable la inclusión de lo que podríamos denominar como “final bosses”, colocando en pantalla enemigos que aguantan bastante plomo y que requieren de tácticas concretas.
Lo mejor de todo es que la campaña da lugar a bastantes interpretaciones en lo que a guión se refiere. Tras un par de misiones que sin duda os dejarán ojipláticos, llegaréis a un final que sin ningún lugar a dudas pondrá vuestro cerebro a trabajar, haciendo que os leáis la documentación recogida e incluso que gustéis de rejugar alguna que otra escena. Además, la historia de Black Ops III no termina con aquí, ya que hace acto de aparición el modo Nightmare, una nueva campaña con zombis de por medio. Acongojante, creedme.
Y hablando de zombis, vuelven más divertidos que nunca. Se recupera en gran medida la esencia clásica que vimos por vez primera en World at War, a la par que se añaden nuevas criaturas y la posibilidad de transformarnos en una brutal criatura. El escenario se aleja totalmente de lo visto en el resto de modos, trasladándonos a una ciudad muy al estilo de la Chicago de los años 40 en la que unos protagonistas de famosos rostros (Jeff Goldblum, Ron Perlman, Heather Graham y Neal McDonough) se las verán en un desafío estresante por su extrema dificultad. Decir divertido es quedarse corto, siendo un vicio a poco que te juntes con un amigo.
Finalmente, queda hablar de un multijugador que promete dar horas y horas de disparos y más disparos. Nos encontramos ante unos personajes muy personalizables, pudiendo elegir accesorios, armas y perks mediante el sistema pick 10 que ya pudimos ver en Black Ops II y en Advanced Warfare. Además, nuestros soldados disponen de una agilidad inusitada, siendo capaces de caminar por las paredes, agarrarse a salientes y trepar como si de la mismísima Faith se tratara. También pueden nadar y bucear, aprovechando hasta el límite las bondades de los geniales escenarios que Treyarch ha diseñado para la ocasión.
El multi de Black Ops III depura todo lo visto anteriormente, y lo somete al plus derivado del tiempo extra de desarrollo que han tenido sus desarrolladores. Aún así, sus opciones de juego son ciertamente conservadores, siendo la única novedad destacable un modo escolta en el que un equipo debe abatir un robot mientras que el otro se encargará de protegerlo. Por lo demás, este Call of Duty sigue demostrando su enfoque hacia los E-sports, con opciones idóneas para este aspecto, al que ayuda sobremanera el ser un multi espectacularmente equilibrado.
Call of Duty: Black Ops III es un juego sensacional. Y lo es porque su contenido es brutal, tanto en número como en calidad. Una soberbia campaña, un multi excepcional, modos originales como para parar un barco… A esto le unimos un apartado técnico muy a la altura de lo que se espera en máquinas como PlayStation 4 y Xbox One, luciendo unas espectaculares 60 imágenes por segundo a una resolución bien hermosota (en PC, a la espera de una oportuna actualización, la optimización deja mucho que desear). Una lástima que todo esto se vea mermado en las entregas que reciben Xbox 360 y PlayStation 3, reducidas también en lo jugable al no existir el modo campaña. Y es que, lo queramos o no, ya es la hora de la nueva generación, y Call of Duty: Black Ops III lo reafirma en más de un sentido. Menudo juegazo, señores…