A principios de 2016, la plataforma digital Steam contaba con más de 6000 títulos publicados. Dentro de este inmenso catalogo (superior al de PlayStation 2 o al de PSOne, por poner un par de ejemplos) encontramos diversidad en géneros y tipologías; desde clásicos de los 90, pasando por superproducciones modernas e indies de culto, hasta juegos desconocidos para el gran público… pero que esperan con ansia al jugador sin prejuicios. Es en este último grupo donde me voy a fijar para recomendaros obras no demasiado conocidas, pero que albergan mucha calidad. Y no, queridos lectores, no estamos hablando de Braid, Limbo, Super Meat Boy o Castle Crashers, sino de propuestas que han pasado más desapercibidas y que no han contado con el patrocinio de grandes marcas para darse a conocer.
En esta serie de artículos recopilaremos este tipo de títulos que tanta diversión y tiempo se han llevado por mi parte. Espero dar cabida a diversidad de géneros y sorprenderos con propuestas interesantes que os reafirmen en vuestra pasión por este medio. Let’s go!
The Bridge es un juego maravilloso dentro de un género que, en mi opinión, representa la síntesis del videojuego como concepto: el juego de puzzle. En cierto modo recuerda a aquella locura escheriana que SCE Japan Studios lanzó para PSP y PlayStation 3 en 2008: Echochrome. Comparten una estética similar, inspirada en el artista Maurits Cornelis Escher, con figuras imaginarias que conforman arquitecturas imposibles. Sin embargo, en Echochrome destacaban los colores planos y brillantes dominados por el uso del blanco, y su esencia era ‘jugar’ con el uso perspectiva. En The Bridge debemos hacerlo con la gravedad, y todo respira un profundo aroma melancólico. Su estética y música son evocadoras, y te envuelven en un mundo de ensoñación y melancolía perpetuos.
El juego se divide en pequeñas fases enmarcadas en seis mundos. Nuestro personaje solo puede desplazarse por los mundos de izquierda o derecha o viceversa, pero podemos rotar el escenario en ambos sentidos y afectar de esta manera en los elementos del escenario (incluido nuestro personaje). Esta es la base jugable y la mecánica que utilizaremos constantemente para superar cada uno de los niveles. El objetivo en cada uno de ellos no varía: debemos cruzar una puerta que nos da acceso a la siguiente fase. Normalmente deberemos accionar un mecanismo o recoger una llave, al tiempo que evitamos caernos al infinito (recordar que no podemos saltar) y evitar las pequeñas trampas del escenario. Es un juego desafiante ─sobre todo a partir del tercer mundo─ pero justo, de los de pararse a pensar la solución. Eso sí, permitidme un consejo: ya que The Bridge es breve, mejor disfrutarlo en sesiones cortas y que dure, porque no querrás que acabe.
Castle in The Darkness es un juego de tipo “Metroid”, un género muy prolífico en la escena independiente del cual tenemos cientos de ejemplos disponibles en Steam. Sin embargo, el que nos atañe contiene varias particularidades que lo hacen destacar. Para empezar, está desarrollado por Matt Kap. En solitario. Todo. La programación, el diseño de escenarios, el arte, la música, las animaciones, etc. Únicamente ha contado con apoyo para el testeo y ciertas labores de distribución. Solo por eso merece mis respetos y un lugar en esta lista, pero es que además el juego es una auténtica gozada y un imprescindible dentro de su género.
Castle in the Darkness nos pone en la piel de un caballero dispuesto a restaurar la paz en el reino de Alexandria, invadido, como no, por monstruos. Para ello tenemos a nuestra disposición nuestra espada, la posibilidad de saltar y magias de todo tipo. Además, a medida que avanzamos en la aventura aprenderemos nuevas habilidades como nadar o hacer doble salto. El control es preciso y sencillo, la dificultad endiablada, y los escenarios encantadores. Estos son muy variados; desde bosques encantados a poblados, cavernas de hielo, y por supuesto, castillos y mazmorras. Cada uno de ellos con sus propias músicas ─pegadizas e inolvidables─, enemigos, jefes de mitad de nivel y jefes finales. Y hablando de estos últimos, son de lo mejorcito que he visto últimamente, tanto por sus patrones de ataque como por su estética. Además, el título cuenta con numerosos secretos y extras, como zonas escondidas, armas, magias y armaduras ocultas y mucho más que es mejor no revelar para no estropear la sorpresa.
Hay mucho más que decir de este título, pero mejor os invito a que lo descubráis por vosotros mismos. No os arrepentiréis. Es retador, es divertidísimo, es estimulante. Un juego perfecto en todos sus sentidos y que merece mucho más reconocimiento del que ha tenido. Si os llama la atención, compradlo. Vale la pena cada céntimo invertido en él.
El género shoot’em up está viviendo un leve resurgir gracias a Steam. En la plataforma de Valve encontramos clásicos atemporales (Ikaruga, Raiden), nuevas propuestas ─el reciente DariusBurst es un buen ejemplo de ello─ e independientes muy interesantes. Don’Yoku nace en este contexto como un pequeño proyecto, pretendiendo desde su propuesta aparentemente conservadora introducir innovaciones más que interesantes. En esencia se trata de un shoot’em up vertical ubicado entre el clasicismo y el danmaku, con una una jugabilidad exquisita y curva de dificultad genial. Las primeras fases son perfectas como toma de contacto de las mecánicas, y sirven para perfeccionar nuestras habilidades, mientras que las dos últimas son un auténtico descenso a los infiernos.
Al empezar la partida tenemos tres naves a nuestra disposición que varían ligeramente la experiencia de juego (velocidad y potencia), y pese a no inventar nada nuevo, sí hay que decir que tiene un sistema de juego muy curioso a la par que interesante. Tenemos dos botones de ataque, el simple y el potenciado. Con el primero haremos menos daño a los enemigos, pero subiremos el nivel de la barra de escudo al destruir enemigos. Con el segundo no subiremos dicha barra, y además nos moveremos más lento; pero también las balas enemigas serán más lentas y, al destruirlos, estos dejarán caer monedas (lo cual quiere decir más puntos). Gestionar bien la barra de escudo es imprescindible para los enfrentamientos más difíciles, ya que nos permite bloquear los proyectiles enemigos durante unos preciosos instantes. Dependiendo de la dificultad seleccionada deberemos usar el escudo con un botón adicional o simplemente el juego los gestionará por nosotros al recibir un impacto. Como os podéis imaginar, la clave está en combinar los dos tipos de ataque de la mejor manera posible para potenciar el ataque o defensa según nuestras necesidades.
A nivel gráfico es un juego poco llamativo, saliendo mal parados sus escenarios, pero salvándose por su gran carisma las naves y personajes. Sin embargo, su estética pixel art enamora, y la banda sonora no te dejará indiferente, es muy cañera y a mí me encanta. Es un juego corto, pero tan difícil que nos llevará mucha práctica completarlo; y sobre todo resulta muy gratificante y divertido de jugar. Don’Yoku no es el shoot’em up definitivo ─ni lo pretende─, pero sus virtudes lo hacen destacar, y si te gusta el género, tener un verdadero desafío y añoras la estética manga de los ochenta, lo tienes que probar.
The Fall es único y especial, una de esas rarezas que te alegran la semana. Se podría describir como un híbrido de géneros, una perfecta mezcla entre Flashback y aventura gráfica point & click. Sus virtudes son numerosas, empezando por una historia sublime, narrada con coherencia ─algo que por desgracia no abunda en este medio─ y que aborda un tema apasionante: el uso de la inteligencia artificial (IA) y su propia autoconsciencia. Especialmente si eres amante de la ciencia ficción te llegará al corazón. Sin entrar en demasiados detalles, asumimos el papel de la IA de un traje espacial que debe salvar al piloto humano que lo habita. Este queda inconsciente tras un accidente, y dicha inteligencia deberá abrirse paso a través de unas misteriosas instalaciones para conseguir salvarle la vida. El guión guarda varias sorpresas, y muchas líneas de diálogo son simplemente magistrales. Resulta sorprendente que un juego con este presupuesto tenga unos diálogos tan bien escritos.
Su ambientación es sin dudas otra de estas virtudes. A los pocos minutos del inicio de la aventura nos encontraremos totalmente metidos en situación, y a partir de ese momento no decae en ningún momento, con lo cual el enganche y el pique con la aventura llega a ser considerable. Los escenarios están plagados de detalles y objetos que debemos inspeccionar, tanto para avanzar como para entender que ha sucedido en el lugar. Además, de vez en cuando interactuaremos con computadoras, ascensores, e incluso otras IA. Es en estas secciones de exploración donde encontraremos las mayores dificultades, ya que si bien los puzles e interacción con los objetos son lógicos, no están exentos de dificultad. Por otra parte, las secciones de acción no resultan especialmente desafiantes, pero nos obligan a usar las coberturas con inteligencia para salir airosos, y tendremos una constante sensación de inferioridad y vulnerabilidad muy logradas. La suma y, sobre todo, lo bien dispuestas que están ambas partes lo convierten en el título tan especial y recomendable que es.
Es cierto que se le pueden reprochar un par de cuestiones técnicas, como ser poco ambicioso a nivel visual y tener unas animaciones demasiado acartonadas, pero son detalles menores que se olvidan una vez nos sumerjamos en su propuesta. Si te gustan las historias de robots del maestro Asimov o quieres probar algo totalmente distinto debes probar este juego. Y por cierto, sus desarrolladores, Over the moon Games, ya están manos a la obra con la secuela: The fall 2.
Para finalizar tenemos un caso curioso. Pongámonos en antecedentes: en 2008 se lanza al mercado World of Goo, un título indie divertidísimo y muy cuidado que maravilló a crítica y público por igual. Inicialmente lanzado en Wii y Windows, cosecho tantos elogios que acabo versionándose a multitud de plataformas ─como curiosidad, incluso a Blackberry OS─. Sigue siendo en la actualidad un título muy querido por la comunidad, y os invito a jugarlo si aún no lo habéis hecho. Pues bien, tras su arrollador éxito, su diseñador y artista (también compuso la música y escribió la historia), Kyle Gabler, junto con el programador Ron Carmel (que se había encargado además de las tareas de producción) fundaron Tomorrow Corporation. Tras unos cuantos años lanzan su siguiente proyecto, Little Inferno, resultando un delicioso experimento muy especial y recomendable. Si bien mantenía la estética y el humor del original, su propuesta tan peculiar no llegó a convencer de la misma manera, y, de hecho, es un juego relativamente desconocido. Sin embargo, también viajo a diversos entornos como Android o la consola Wii U. Finalmente, en 2015 se pone a la venta su tercer título, siendo el que más desapercibido ha pasado: Human Resource Machine ─ni siquiera se encuentra disponible en otras consolas o dispositivos, siendo de momento exclusivo para PC─. Volvemos a encontrarnos esa estética única que lo hace tan especial, y nuevamente, la propuesta jugable es distinta a los títulos anteriores. En esta ocasión asumimos el papel del nuevo empleado de la corporación, y debemos ir ascendiendo en la jerarquía empresarial a medida que superamos fases cortas tipo puzzle y vemos algún que otro pequeño interludio de animación.
Se trata de un juego de puzzles basado íntegramente en la lógica. En cada fase tenemos a nuestra disposición una serie de comandos y unas tareas a realizar; básicamente transportar unos recipientes de un extremo a otro de la estancia. Por lo tanto, debemos decirle a nuestro empleado lo que debe hacer y cómo hacerlo, ordenando las instrucciones de manera secuencial. Al principio resulta sencillo, pero a medida que avanzan los niveles se vuelve realmente complejo, sobre todo por las múltiples elecciones disponibles.
Como decíamos al inicio, resulta curioso que un juego de los creadores de World of Goo haya tenido tan poca repercusión. Creo que es un título perfecto para ejercitar la mente, y sobre todo si te gusta la programación o tienes nociones de ella, ya que te encantará. Si no, puede que lo odies con toda tu alma, pues resolver las fases sin estructurar la mente de un modo concreto es imposible. Por lo tanto, puede que su mayor virtud lo convierta en un juego no apto para todo el mundo, pero si te llama la atención una propuesta tan original y diferente como esta no dejes de probarlo.
Volveremos próximamente con más recomendaciones, sigue atento a Metodologic… ¡No te las pierdas!