Los videojuegos de “farmeo” están muy de moda en la actualidad. Juegos donde nos presentan un gran mundo y tenemos que ir recolectando elementos para mejorar nuestro equipamiento, base, etc… Es una mecánica que probablemente nos exija mucho tiempo y que suele resultar bastante relajante. El término de farmeo viene de “farm” (granja), y de los primeros juegos que recuerdo con esta temática tenemos la franquicia Harvest Moon (ahora conocida como Story of Seasons), donde básicamente tenemos que ocuparnos de una granja y todo lo que ello conlleva: plantar vegetales, cuidar animales, arreglar las estructuras, conseguir beneficios, no agotarse demasiado, etc. Pero Harvest Moon no es el protagonista de este texto; lo es Stardew Valley, un título que coge los conceptos básicos de Harvest Moon y los expande.
Lo primero que debemos hacer en Stardew Valley es crearnos nuestro pixelado avatar. El editor ofrece una serie de opciones muy al estilo de Terraria, o sea, que vamos a poder representar bien cualquier tipo de personaje. También en este editor debemos escoger entre varios tipos diferentes de granjas: la estándar, la que ofrece más bosques, más lagos… Hecho esto, podemos ver la introducción que nos presenta la historia. Nuestro protagonista está cansado del trabajo en la ciudad, y recuerda la carta que le dejó su abuelo. En dicha carta se nos informa que hemos heredado una granja en Stardew Valley, y que nos podemos hacer cargo de ella.
En cuánto llegamos al pueblo, la carpintera y el alcalde nos dan la bienvenida y nos muestran la granja, que en un principio es una cabaña rodeada de piedras, árboles, hierba… ¡Vamos a tener mucho trabajo para limpiar la zona y habilitar la tierra para que podamos plantar vegetales! Ese de hecho es nuestro primer objetivo a la hora de construir nuestra granja ideal. Es importante aclarar que este tipo de juegos invita a que pensemos bien antes dónde vamos a construir todo y situar los elementos. Cuando ya tenemos una idea general de lo que vamos a hacer, podemos empezar poco a poco. Pero la limpieza nada más empezar no nos la quita nadie.
Para poder realizar esta tarea (y las demás), tenemos una barra de herramientas ─como en Minecraft y similares─ donde podemos escoger, por poner un ejemplo, el hacha, y con ella empezar a talar árboles que puedan molestar. O el pico para destruir rocas, y así. Cada tarea tiene su herramienta adecuada y también su proceso específico. Si queremos plantar vegetales, deberemos limpiar el suelo, cuidarlo y abonarlo antes de plantar las semillas. Y por supuesto después tendremos que vigilar y cuidar estas semillas para que crezcan y den beneficios. Todo lo que creamos que pueda darnos dinero lo podemos situar en una caja al lado de la cabaña.
Además, el esfuerzo de lo que vayamos haciendo consumirá energía, y si nos quedamos a cero, volveremos inmediatamente a la cama sin poder hacer nada más. Por eso es vital pensar qué vamos a hacer a lo largo del día para evitar caer cansados. Lo mismo se puede decir del tiempo, que va pasando poco a poco, pero una vez que llega la noche poco más se puede hacer. El calendario del juego se reparte en cuatro meses de 28 días cada uno, representando cada mes una estación diferente. De esta manera se gana en rapidez a la hora de ver qué podemos o no plantar o, simplemente, qué podemos hacer cada mes.
En sí Stardew Valley no tiene un objetivo final. Al cabo de un tiempo se nos evalúa el estado de la granja, pero después podemos seguir añadiendo animales, más plantaciones… Podremos seguir el ritmo que queramos. Aparte de todo lo relacionado con la granja, también tenemos un pueblo con sus habitantes y servicios. Si necesitamos comprar cosas tenemos la posibilidad de ir a las diferentes tiendas que hay, así como hablar con otros habitantes. También cabe el poder ayudar a los pueblerinos con diferentes sidequests, e incluso establecer relaciones con algunos de ellos… ¡que pueden terminar en matrimonio! En este aspecto, el juego recuerda mucho a Animal Crossing.
No solamente podemos estar en la granja y realizando las actividades diarias clásicas, que no son pocas, sino que también podemos pescar siempre que encontremos un terreno de agua. O incluso excavar metales y minerales en minas. En dichos lugares es probable que nos encontremos criaturas peligrosas, con las cuáles hay que pelear. Si en esos casos perdemos toda la salud, perderemos parte de nuestro dinero y los objetos. Por descontado, en esta relajada aventura también vamos a poder craftear, cocinar, etc.
Todo esto se nos presenta en Stardew Valley con un pixel art que nos traslada directamente a la época de Super Nintendo. Es muy bello el apartado gráfico, empezando por el mapeado, donde todos los elementos (hierba, arbustos, árboles, animales, rocas, agua…) están muy, pero que muy bien representados. Mención especial al diseño de personajes, que a pesar de ser pequeños y en 2D se pueden apreciar perfectamente sus diferentes caras y reacciones, recordando mucho a títulos como Final Fantasy VI. Queda bastante claro que en lo visual el conjunto está muy trabajado, y sobre todo hecho con mucha pasión y cariño al género.
Por su parte, la música y efectos de sonido nos ofrecen las estampas típicas de estos juegos: melodías y fx muy relajantes para llevar bien el día a día trabajando en la granja. Uno de los pocos defectos que se le pueden poner a Stardew Valley es que está totalmente en inglés ─por lo menos la versión de Xbox One sobre la que estamos realizando el presente texto, ya que en PC y PS4 nos consta que se actualizó hace relativamente poco incorporando el castellano─, y eso puede dificultar un poco entender ciertos aspectos del juego. Obviamente, quién domine el idioma no va a tener ningún problema, pero hubiera estado genial una traducción como mandan los cánones.
En conclusión, Stardew Valley es un gran título al que se le nota el estar hecho con mucho cariño. Si se disfrutaron en su momento de los Harvest Moon es una cita obligatoria. Si os apasiona toda la temática de gestionar tu propia granja con todas sus actividades, también es una cita indispensable. Ahora bien, si lo que uno busca es más exploración, supervivencia, mapas enormes, y demás zarandajas, quizás la obra de ConcernedApe no es la mejor opción al respecto (Terraria, por ejemplo, sería más adecuado). En cualquier caso, Stardew Valley, con su grandioso pixel art en 2D nos traslada a otra época donde los videojuegos eran muy diferentes a los de ahora… y ya se sabe, una dosis de nostalgia siempre viene bien.