Hacía años que no disfrutaba tanto de un juego de lucha como Absolver… y es que me declaro seguidor total de los conocidos como “fighting games”. Así pues, adentrarme en el mundo que propone el estudio parisino Sloclap me ha hecho sentir sensaciones parecidas a las que viví hace años con títulos como aquel fantástico André Panza Kickboxing de la compañía Loriciel, allá por el año 1990; o más cercanos a nuestra actual generación, con la aventura de Dontnod Entertainment Remember Me (publicado por Capcom), o también con UFC, la franquicia de Electronic Arts dedicada a las artes marciales mixtas. Esas sensaciones no han salido a la luz solo por el hecho de que Absolver se parezca a estos títulos en eso de los mamporros; es más por lo que evoca la existencia de un factor de edición en nuestro protagonista, paralelismo que, salvando las diferencias, tienen en común estos títulos. Especialmente al respecto de las similitudes relativas a la personalización de nuestra capacidad, estilos de lucha y golpes, tal y como el propio Absolver nos brinda.
Absolver nos planta de pleno en la piel de un ‘Prospect’ («Promesa» en castellano), una especie de alumno o aprendiz, cuya misión es convertirse en un maestro Absolver y lucir esa túnica de mentor de la que éstos hacen gala como insignia de su poder absoluto en el arte de lucha. Pero nuestro camino hacia esa maestría se basará en demostrar que eres digno de ese honor demostrando tu valía en la Torre de Adal, mientras que el juego nos regala un escenario mínimamente abierto, con sus recovecos y escondites hasta que demos con el paradero de una serie de jefes finales y lograr así eliminarlos a todos. Solo entonces estará cada vez más cerca el final de nuestro periplo, y con esto nuestra deseada túnica que nos convertirá en un Absolver.
La trama del modo un jugador podría resultar corta o excesivamente sencilla, pero es que lo que plantean los chicos de Sloclap es algo mucho más directo, y que te alimenta las ganas de jugar una y otra vez dentro de ese mundo. Empezamos con la personalización estética de nuestro personaje, un apartado sencillo ─y sin muchas variantes─ pero efectivo: podemos seleccionar la raza, el sexo, el color de cabello y el peinado de este. Algo que no podremos cambiar será nuestra cara, ya que como nos enseñan en el primer video de introducción al mundo, a los Prospects o aprendices, cuando se les elige para que demuestren sus habilidades, se les da una máscara con extraños poderes con la que, de esta manera, nunca nos vemos las caras, literalmente, con nuestros enemigos. Ataviados con nuestra careta y una vez hemos seleccionado la mejor apariencia para nuestro avatar, nos adentramos en uno de esos puntos fuertes que tiene esta aventura: la personalización de nuestro estilo de lucha.
Tenemos tres estilos seleccionables. “Forsaken” proporciona un modo de combate basado en la fuerza y con una habilidad activa de repeler los golpes dejando aturdido a tu oponente; esto de la habilidad activa es una característica especial de cada estilo que podemos activar en ciertos momentos de la pelea de una manera sencilla; “Kahlt Method” se basa en mejorar la fuerza y vitalidad de nuestro personaje; su habilidad activa es la de absorber el golpe contrario, anulando el aturdimiento de un ataque y recobrando salud perdida. Por último, la modalidad de pelea “Windfall” mejora la destreza, y como habilidad activa está la de evitar y ralentizar los golpes lanzados por nuestro oponente. Todo esto te dota de unos combos y golpes impactantes: podremos fintar, esquivar, saltar, desviar con las manos, cambiar de orientación hacia donde mira nuestro protagonista, y de esta manera encadenar, golpes más fuertes de frente, de lado o incluso de espaldas… en definitiva, hacer combates dignos de cualquier producción cinematográfica. Lástima que sean artes marciales inventadas, lo que hace perder un poco el realismo del combate, aunque, eso sí, no le quita espectacularidad. Asombra la calidad de movimiento y lo crudas que se antojan las primeras conexiones de golpes, o la dureza con la que encaja tu personaje los ataques; de hecho, dando un vistazo a los títulos de crédito, vemos agradecimientos al Sifu Benjamin Culos, de la escuela Pak Mei de Lao Wei San de París, donde se imparte un sistema de kung fu de los más explosivos y espectaculares que se conocen a día de hoy. Sin duda, el factor lucha es lo que Sloclap quería ensalzar… y se nota.
Además de tu modalidad de combate, por medio de la meditación tienes la opción de ir subiendo niveles de fuerza, destreza, vitalidad, resistencia, determinación y movilidad, así como las de equiparte con ropas y protecciones para la lucha que vamos adquiriendo por el camino; también practicar nuevas técnicas y combos que a lo largo de nuestra andadura iremos aprendiendo, así como recolectar armas y movimientos nuevos que poder añadir a nuestras combinaciones mortales, con golpes que son certeros en cada momento de la contienda, como puñetazos que rompen la guardia de nuestro rival, tirabuzones o acrobacias que acaban con una patada con la potencia de un trueno, dejando a nuestro enemigo vendido y aturdido. Todo un elenco de golpes y cabriolas que harán las delicias de los que amamos las artes marciales y los títulos de este estilo.
Una vez todo esto seleccionado, nos ponemos a los mandos del juego puro y duro. Con un punto de visión en tercera persona, nos movemos por unos parajes poco detallados, pero artísticamente muy logrados, con un toque étnico bastante original que, cuando llevas dos o tres minutos caminando por el escenario, cada vez te gusta más, creando un ambiente muy especial y agradable. El apartado sonoro tiene mucho que ver en todo esto, y es que tenemos a Austin Wintory, compositor de las piezas musicales para Abzú, Journey, Assassin’s Creed Syndicate o The Order: 1886, así que la ambientación tanto musical como sonora no tienen desperdicio, todo un placer para los oídos. Es más, uno de los temas de un jefe final está compuesto por Wintory junto a RZA, cantante de rap, actor y líder de la banda Wu-Tang Clan… y de quien es ya conocida su pasión por las artes marciales.
Otro punto fuerte de la creación de Sloclap es su vertiente MMO, y es que es un gran punto a tener en cuenta del juego; podemos encontrarnos por nuestra aventura a otros jugadores (pueden ayudarte o no, pero lo que sí intuyo es una comunidad pequeña pero respetuosa). Tienes gestos con los que comunicarte, y la mayoría conocen la filosofía marcial y muestran honor antes que traición… o eso he querido pensar yo; también podemos enfrentarnos en ciertos puntos con otros rivales en un 1 vs 1, algo que parece ser, por petición de la comunidad, se irá cambiando a un 3 vs 3, modo espectador y demás. Esperemos que así sea, porque el juego en ciertos puntos se nos queda pequeño. Cabe mencionar que, si quieres avanzar en la historia (que como ya he dicho puede parecer corta y sencilla), se le añade dificultad obligando al jugador a combatir en estos duelos 1 contra 1 para subir nivel, y eso es algo que a todos no puede llegar a gustar. Por otra parte, a lo largo de todo el modo un jugador tenemos varias opciones, como la de hacerte tu propia escuela y enseñar tu arte a otros jugadores, algo que irá muy bien para subir antes de nivel, congeniar con otros usuarios y unirse a ti continuando con tu viaje hacía la cima de la Torre de Adar.
Absolver es un juego que quizás no acaba de satisfacer la vertiente RPG, pero engancha como pocos; la historia de un solo jugador se nos queda algo corta, aunque el camino de aprendizaje, ejecución y creatividad del sistema de combate es de lo mejor visto en años. Detalles como la falta de un minimapa o los pocos modos online me hace pensar que, al tratarse de un estudio pequeño, harán caso de las peticiones de los jugadores, y quizás en pocas semanas tengamos actualizaciones que hagan que la experiencia siga creciendo y siendo todavía más divertida.
Yo sin duda, me quedo con los preciosos parajes, los frondosos bosques o los lagos oscuros que debemos cruzar; me quedo con la ambientación cautivadora de esos sonidos de animales, esas músicas que evocan recuerdos de otro lugar, de otro tiempo; me quedo con esas sensaciones que, mientras deambulas por el escenario, te hacen casi sentir el roce del viento cuando estás en lo más alto de un risco de los que encontramos a nuestro paso. Sin duda alguna, me quedo con esa diversión que sientes cuando estás editando o creando tus combinaciones más mortíferas, y luego las pones a prueba en la habitación del tiempo de tu meditación. Sí, Absolver tiene carencias, pero pesa más la propuesta de combate que plantean desde Sloclap. Te atrapa y quedas enganchado en todo ese repertorio de golpes, acrobacias, y técnicas ancestrales de lucha. De esta manera, pese a ser un juego difícil de calificar, me arriesgo a afirmar que estoy delante de uno de los mejores fighting games de los últimos tiempos. Pon todo esto en una balanza y elige. Yo ya lo he hecho.