Cuando hablamos de videojuegos, el concepto remake, tan en boga en la actualidad, nos ofrece la gran oportunidad de volver a revivir aventuras legendarias con el siempre interesante aliciente de lo que supone una gran mejora en la experiencia técnica. Incluso diría más; muchas veces los remakes engalanan el juego original hasta el punto de clavar una obra acorde a los tiempos que corren, viniendo a demostrar que dicho lanzamiento estaba en su momento adelantado a su tiempo y limitado por el hardware de la época. Este es el caso del magnífico trabajo que ha realizado el equipo de Bluepoint Games para Shadow of the Colossus, remozándolo de forma magistral para PlayStation 4.
Shadow of the Colossus es un videojuego que originalmente fue lanzado en el año 2005 para Playstation 2. Creado por el famoso Team ICO, muchos lo consideran una especie de secuela del maravilloso ICO ─aunque muchas discusiones lo sitúan más bien como precuela, conformando junto a The Last Guardian una gran historia dentro del mismo universo─, si bien realmente como juego era muy distinto. Pasábamos de una aventurera repleta de plataformas y puzles a una odisea basada primordialmente en la exploración y en la acción, siendo la principal premisa la de batallar contra una serie de enormes colosos. ¿Enfrentarse a criaturas de tamaño imposible? ¿Escudriñar a lo largo de un gran mapeado de impresionantes vistas? ¿Y todo ello con muchísimos secretos? Sin duda, Shadow of the Colossus poseía todos los ingredientes para convertirse en uno de los mejores videojuegos de todos los tiempos. Realmente solo tenía un punto negativo, y es que el código padecía muchísimo las limitaciones de PlayStation 2. Era desmesuradamente ambicioso para la época, y eso se notaba en las ralentizaciones que provocaban los colosos, por poner un ejemplo.
Este problema se solventó parcialmente en la remasterización que junto a ICO salió en el año 2011 para PlayStation 3, también desarrollada por Bluepoint Games. La compilación nos presentaba el mismo juego, con las evidentes mejoras de una mayor resolución, texturas algo más detalladas y casi ningún problema de framerate. Pero tampoco la experiencia definitiva, ya que se cortaron muchos de los secretos que tenía el título original. Igualmente, y teniendo en cuenta que el salto visual tampoco resultó palpable en exceso, decepcionó a propios y extraños el hecho de que esta versión no corriera a sesenta imágenes por segundo. Afortunadamente, el remake que hoy nos ocupa se encarga de despejar en gran medida cualquier atisbo de decepción.
Como no podría ser de otra manera, la historia de Shadow of the Colossus es la misma en este remake. Nos ponemos en la piel de Wander, un joven que viaja con su caballo Agro a una tierra prohibida con un claro propósito: resucitar a una joven dama llamada Mono. Quién es Mono, su relación con Wander, por qué está en ese estado… Nada de esto se explica de primeras, únicamente se dan sutiles pinceladas; basta con que sepamos que Mono es alguien muy importante para Wander, y que nuestro protagonista está dispuesto a hacer lo que sea para devolverle la vida. Aunque tenga que hacer algo tan osado como poco recomendable y que seguramente tendrá serias repercusiones. ¿Pero qué no seríamos capaces de hacer por un ser querido? Y… ¿qué tiene que hacer exactamente nuestro héroe? Pues algo que sobre el papel es bastante sencillo: destruir 16 enormes colosos que están repartidos a lo largo de la región. Si hace eso, la deidad Dormin cumplirá su parte del trato.
Acabo de decir que es algo aparentemente sencillo, pero no es así. Únicamente dieciséis enemigos… aunque sean “colosos”, puede parecer un número muy pequeño; pero realmente, cada uno de ellos representa un gran desafío que pondrá a prueba nuestra habilidad y, por qué no decirlo, inteligencia. Un solo coloso puede llegar a ser, por decirlo de alguna manera, la aventura de tu vida. Además, la tierra prohibida de Shadow of the Colossus es muy grande, y siempre que vayamos a por un coloso tendremos que levantar nuestra espada y guiarnos por el haz de luz que desprende. Ese rayo es la única indicación que tenemos para saber dónde más o menos está el coloso objetivo (porque los tenemos que buscar en orden). Eso, alguna pista y la forma de una estatua del coloso que nos puede ayudar a identificar el bioma donde puede encontrarse. Con todo esto, lo que nos queda es montar en el caballo Agro y dirigirnos a la sección del mapa donde nos espera el auténtico desafío.
En principio no nos costará mucho ver a los colosos una vez alcanzado su entorno, porque son gigantescos, auténticos bestias más que capaces de intimidar por su titánico aspecto. Es en ese momento cuando comienza la batalla, que más que batalla podríamos decir que es como un puzzle épico que hay que solventar por diferentes fases: ¿Cómo alcanzamos el coloso? ¿Dónde está su zona vulnerable? ¿Cuál es la mejor forma de herir ese punto débil? Escalar el cuerpo del ser es vital, así como mantener el agarre y golpear cuando podemos con la máxima fuerza. Es una batalla de paciencia y habilidad que no recae en la monotonía, ya que cada coloso es diferente; no solamente en su aspecto, sino en su manera de moverse, si llevan o no armas, el tamaño en sí, etc. De forma que cada enfrentamiento es diferente y único, así como la estrategia que decidamos usar para lidiar con cada titán. En esta tarea, el resto de habilidades de Wander resultan vitales: disparar con el arco, silbar, usar a Agro como apoyo para alcanzar el coloso… Me gustaría poder comentar el aspecto imponente de alguno de estos colosales monstruos, pero es mejor vivir la experiencia en directo, sin saber nada.
Shadow of the Colossus no solo consiste en localizar y destruir colosos. También tiene un factor exploración del mapeado, que está lleno de secretos. Podemos encontrar frutas que aumentan la barra de resistencia de Wander, otros objetos que aumentan su salud, unas monedas misteriosas bien ocultas… Luego hay muchas ruinas y elementos misteriosos que no mejoran a Wander, pero que sin embargo contribuye a aumentar todo ese halo de misterio enigmático que tiene el juego. ¿Qué había antes aquí? ¿Por qué no hay nadie? ¿Qué función tiene el templo y toda la tierra prohibida? Y tras todo esto, existe un modo ‘time trial’ que nos sirve para desbloquear objetos secretos muy útiles.
Por descontado, el remake se beneficia de muchas novedades que no estaban presentes en el original o fueron recortados en la primera remasterización para PS3. Por ejemplo, y esto es genial, podemos volver a luchar contra los colosos que ya hemos derrotado sin necesidad de desbloquear el time trial; simplemente, acudimos donde están sus restos y podremos volver a repetir el encuentro. También disponemos de un modo galería, varios easter-eggs que no estaban en el original (alguno muy relacionado con The Last Guardian), las monedas ocultas esparcidas en el escenario, y un clásico modo foto que es de lo más impresionante teniendo en cuenta el lustre visual del remake, pudiéndolo activar en cualquier momento, aplicar distintos tipos de filtros, etc. Y es que de lo más impactante de esta nueva iteración es el acabado gráfico. Es simplemente impresionante el trabajo que ha hecho Bluepoint Games, y más aún si tenemos en cuenta que el título original ya de por sí era tan bello como impresionante, únicamente limitado por la potencia de PlayStation 2. Pero es que el presente remake es todavía mejor, tan precioso como orgánico, con un mapeado con sus variedades de biomas que parecen vivos. Lo mismo se puede decir de los colosos, que lucen increíbles. Es verlos de cerca en movimiento y se te queda la boca abierta. Yo estoy jugando este remake en la versión normal de PS4, pero en la versión PRO podemos jugar con mayor resolución y duplicando el framerate hasta llegar a los anhelados 60 fps.
La banda sonora de Kow Otani también es grandiosa, como ya lo era en la obra original. Tenemos multitud de temas, que van desde un relajado estilo que parece mezclarse con el ambiente de la tierra prohibida, pasando por un tono más trepidante cuando encaramos a los colosos. Y por supuesto, la música dramática para ciertos momentos particulares. Por su parte, marca de la casa, los personajes hablan con su propio idioma, por lo que realmente el juego no está doblado a ningún idioma conocido. Eso sí, Shadow of the Colossus dispone de subtítulos en perfecto castellano, así que no tendremos problemas para enterarnos de toda la trama.
Sin embargo, no estamos ante una encarnación exenta de fallos; algunos de ellos se arrastran desde su versión original. El control a la hora de saltar y escalar con Wander puede resultar frustrante en muchas ocasiones, algo que se podría explicar argumentalmente alegando que el protagonista no es el típico personaje experto en lidiar con este tipo de situaciones. También el control a caballo podría ser más fluido para que tuviéramos más sensación de control a la hora de manejar a Agro y su velocidad. No obstante, lo justo es decir que estos dos factores no desmerecen el juego en su conjunto. Porque, en conclusión, este nuevo Shadow of the Colossus para PS4 es un gran remake de un ya de por sí grandísimo juego. Tiene todo lo que se le puede pedir a este tipo de lanzamientos, yendo mucho más allá de lo que vendría a ser una simple remasterización: un nuevo aspecto gráfico que mejora de principio a fin la experiencia original, mantiene en su totalidad su esencia jugable y, además, añade muchos extras. Visto así, no cabe otra cosa que decir que se trata de un must-have indispensable para todos los que posean una PlayStation 4.