Hace muchos años descubrí por casualidad un juego llamado Just Cause. Me sorprendió mucho el conjunto resultante de mezclar un gran mapeado con una mecánica jugable de lo más particular, centrada en la destrucción de instalaciones enemigas, maniobras de especialista y el uso del paracaídas. La secuela, Just Cause 2, es uno de mis juegos favoritos de todos los tiempos, y básicamente mejoraba en todos los aspectos al original. La tercera iteración estuvo bien, pero para mí, a pesar de lo espectacular de su apartado técnico, supuso un paso atrás con respecto a su predecesor. Por lo tanto, cuando se anunció la cuarta entrega, estaba ansioso por saber si tomaron nota de los fallos del tercer capítulo… ¿Ofrecerá Avalanche Studios con el nuevo Just Cause 4 otra explosiva experiencia que cumpla como es debido? Vamos a comprobarlo.

La premisa argumental de la saga Just Cause es bastante sencilla, y exceptuando lo narrado a lo largo de la tercera y cuarta entrega, se puede resumir de la siguiente forma: Rico Rodríguez es un agente de La Agencia (una organización ficticia secreta de los Estados Unidos) que se especializa en derrocar tiranos en diferentes lugares del mundo con destructivo resultado. En la tercera entrega descubrimos que nuestro protagonista ha abandonado la mentada agencia y trabaja de forma independiente para liberar la región ficticia de Medici, lugar de nacimiento de Rico. Y en la cuarta entrega sigue trabajando solo, pero en esta ocasión tratando de liberar la región ficticia de Solís, donde su padre trabajó como científico en una serie de armas meteorológicas.

Solís es un enorme mapeado inspirado en las regiones sudamericanas, y realmente este entorno es uno de los mejores aspectos del juego. En Just Cause 3, Medici era una región basada en las ciudades costeras del Mediterráneo; y aunque estéticamente era precioso, tenía un fallo importante: la ausencia de diversidad de biomas con respecto a Just Cause 2. En la segunda entrega teníamos todo tipo de biomas: junglas, bosques, pantanos, desiertos, islas tropicales, montañas, montañas nevadas, etc. En la tercera entrega casi todo se reducía a un mismo estilo de montañas, llanuras… Afortunadamente, el mapeado de Just Cause 4 resuelve este problema y nos vuelve a ofrecer una gran diversidad de biomas. No vamos a encontrarnos con dos lugares similares, habiendo conseguido la buena gente de Avalanche diferenciar muy bien todas las numerosas regiones del juego.

El caos es uno de los elementos claves de esta saga, y Just Cause 4 no iba a ser menos. Toda instalación, soldado y vehículo que consigamos destruir nos va a dar caos. En anteriores juegos, esto servía para avanzar en la historia a medida que llegásemos a ciertos límites; y en la cuarta entrega es exactamente lo mismo, pero más pulido. Cuando llenamos la barra de caos, conseguimos un escuadrón de soldados rebeldes que nos permite liberar una región. Ciertas regiones exigen más escuadrones, y por lo tanto tendremos que desatar todo nuestro arsenal en las muchísimas bases enemigas que tiene el mapeado.

Y en esta ocasión es mucho más práctico. Just Cause 2 y 3 tenían un aspecto que en muchas ocasiones se convertía en un proceso muy laborioso. Cada base militar tenía un cierto número de elementos a destruir y teníamos que acabar absolutamente con todo para completar el sitio al cien por cien. ¿El problema? Pues que muchas veces quedaba en el tintero un elemento pequeño difícil de ver, y podíamos estarnos mucho tiempo para encontrarlo. En Just Cause 4 este porcentaje en cada base enemiga no existe: cuando nos dedicamos a generar caos, lo vamos a hacer con lo que encontremos, sin necesidad de tener que repasar la base a conciencia. Y lo mejor de todo es que las estructuras se resetean, por lo que nunca nos va a faltar material para desatarlo.

¿Qué herramientas podemos usar para generar caos? Pues básicamente disponemos de tres elementos: las armas de fuego (que siempre son efectivas y garantizan un resultado explosivo), los vehículos (que disponen de cañones o misiles y son muy divertidos de llevar) y nuestro preciado gancho, que en la presente entrega se ha visto expandido y se han añadido numerosos efectos extras que ofrecen unos resultados muy útiles e igualmente divertidos. Realmente, el único límite para desatar el caos y cumplir las misiones va a ser nuestra imaginación.

En lo que respecta a las armas de fuego, hay buenas y malas noticias. Las malas noticias es que esta vez Rico no tiene la opción de llevar dos armas de mano (pistolas, escopetas…), ni tampoco acceso a granadas de mano o minas como en las anteriores entregas. Las buenas noticias es que se mantiene el uso de hasta dos armas pesadas, y en su mayoría todas ellas disponen de una función secundaria. Por ejemplo, uno de los primeros rifles que tenemos en el juego tiene un disparo de granada como función secundaria. De esta forma se gana en versatilidad con la misma arma. El manejo de todas ellas está muy pulido, y el gunplay se siente muy divertido, siendo de lo más gratificante lo sencillo que resulta apuntar con precisión.

Tenemos una gran gama de vehículos en la región de Solís. Desde coches rápidos, hasta motos, lanchas, aviones, helicópteros… Contando, por supuesto, con los transportes militares que suelen incorporar algún tipo de arma de fuego, y que son sumamente útiles para generar caos. A medida que vayamos liberando regiones, se irán desbloqueando vehículos que podremos solicitar en cualquier momento. Las físicas de conducción son muy divertidas en Just Cause 4, aunque también es cierto que es muy fácil perder el control con un vehículo y salir disparados dando vueltas de campana.

Y finalmente tenemos el gancho. Esta herramienta, a todas luces esencial para Rico en sus misiones, ha ido evolucionando entrega tras entrega, hasta llegar a su forma definitiva en Just Cause 4. No solo ahora podemos usar el gancho para llegar a cualquier sitio, atar elementos y atraerlos; ahora el gancho incorpora un sistema de globos que podemos pegar a cualquier cosa y unos impulsores que sirven para lanzar todo tipo de objetos. Podemos desbloquear más módulos del gancho que aumentan el número de opciones a la hora de configurar su comportamiento. Debido a la alta personalización, podemos tener hasta tres configuraciones distintas.

Estas mejoras del gancho se desbloquean consiguiendo puntos en cada sección. Dichos puntos a su vez se consiguen cumpliendo misiones secundarias para diferentes personajes. Estas misiones secundarias van desde ayudar a los rebeldes a cumplir ciertas tareas específicas, explorar el mapeado en busca de tumbas antiguas y completar maniobras acrobáticas como cruzar anillos con el traje aéreo, carreras, pruebas de velocidad, etc. Todas estas misiones cuentan para completar el 100% de cada región. El mapeado está lleno de este tipo de objetivos, por lo que completarlo todo nos va a llevar su tiempo.

El objetivo principal del juego es ir cumpliendo ciertas misiones principales para derribar las armas meteorológicas de Solís. Para ello, muchas veces tendremos que liberar ciertas regiones específicas. A su vez, para liberar una región necesitamos completar la misión de conquista, que normalmente implica ir a la base militar principal de la región y cumplir una tarea: liberar prisioneros, desactivar bombas, destruir ciertos elementos, etc. Una vez cumplida esta misión (y con el nivel de caos adecuado) podremos liberar la región, y como recompensa, recibimos alguna nueva habilidad, arma o vehículo para poder solicitar como suministro.

Una de las novedades de Just Cause 4 son los efectos meteorológicos. Cada zona del juego está dominada por cierto efecto climático, que afecta a la escenografía y la navegación con Rico. Por ejemplo, tenemos las tormentas, que con los rayos pueden destruir vehículos enemigos o incluso golpear al propio Rico. O los tornados, que pueden destrozar estructuras enormes, y si no usamos el gancho, Rico saldrá arrastrado hacia el torbellino. Esto añade otro factor estratégico al juego: usar los efectos meteorológicos a nuestro favor.

En este punto, hay que hacerse la pregunta clave: ¿todas estas novedades, el nuevo motor gráfico, la variedad de biomas y demás afecta al rendimiento y presentación del juego? Pues aquí, como en el tema de las armas de fuego, hay buenas y malas noticias. Las malas noticias es que hay veces que se aprecia que el rendimiento del juego no mantiene un nivel estable en consolas. Muchas veces, por ejemplo, vamos a ver como surgen de la nada árboles y arbustos en la distancia de dibujado, hay ralentizaciones cuando se juntan muchos elementos y explosiones, las escenas que narran la historia no están tan trabajadas, etc. Afortunadamente, algo que me resultó sorprendente, es que los tiempos de carga son muy pequeños, y se agradece.

Por lo tanto, Just Cause 4 no es un juego para amantes de los gráficos, resoluciones, texturas y demás parafernalia técnica. Si vamos con la lupa y miramos cada detalle del juego, nos vamos a encontrar con muchos defectos. Pero en compensación nos topamos de bruces con un juego que nos presenta un mapa enorme con muchísimas localizaciones y un sistema de físicas/destrucción que nos permite generar una cantidad enorme de caos de mil formas diferentes. Y todo ello con casi todos los fallos de Just Cause 3 subsanados, como por ejemplo, el sistema de récords entre diferentes jugadores.

Just Cause 3 se conectaba al servidor del juego para presentar y comparar diferentes récords de los jugadores para diferentes situaciones, de forma que se creaba un ránking de jugadores. Era una manera original de retar a otros usuarios para ver quién ostenta el récord de, por ejemplo, planear más tiempo con el traje aéreo. Lo malo es que esto muchas veces provocaba caídas en el servidor, y para reconectar tardaba un cierto tiempo. En Just Cause 4 el sistema se mantiene, aunque solo afecta a nuestros contactos que sean amigos y no de forma global. Aparentemente, en la presenta entrega se han subsanado estos problemas de conexión.

Me gustaría destacar que la música del juego ─obra de Zach Abramson, que ya trabajara en Just Cause 3─ es sensacional. Hay determinados temas (como algunos de los suenan en los momentos de acción) que me parecen de lo mejor que ha dado la saga, así como las melodías más relajadas de cuando simplemente estamos planeando por las regiones de Solís. Por otra parte, nos llega con voces y textos en castellano, si bien recomiendo mucho el doblaje original, ya que ahí se mantiene el tono regional, que añade mucha más inmersión.

En conclusión, Just Cause 4 no es un juego perfecto, pero sí que es un juego muy entretenido. No es un título para todo el mundo; es un sandbox de acción que ofrece mucha libertad a la hora de encarar las misiones o, simple y llanamente, viajar a donde queramos, haciendo lo que nos apetezca. Esta cuarta entrega arregla muchos de los fallos que tenía Just Cause 3, y es un título totalmente indispensable para los fans de la saga… y de todo jugador que disfrute desatando oleadas de caos, destrucción y explosiones.

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