Games&Symphonies 2025: un reencuentro con la música de videojuegos

El pasado 5 de abril volvimos a disfrutar del concierto de Games&Symphonies (en adelante G&S) que, un año más y este es ya el segundo, retornó a lo que creemos es ya su casa: el Palau de la Música Catalana de Barcelona. Con la maravillosa experiencia del concierto de 2024 aún en nuestra memoria, el reencuentro con el mágico espacio barcelonés, con compositores e intérpretes y, por supuesto, con la mejor música de videojuegos, se nos antojaba una buena tradición que repetir cada año. Si bien con algunos cambios, como el hecho de tener en esta edición dos sesiones del concierto, una a las 17:30 y otra a las 21:00, la reconfortante sensación de volver a un lugar en el que te sientes como en casa es magnífica.

Por cierto, como otra costumbre más en el Games&Symphonies, precisamente pudimos hablar un poco antes del concierto con Austin Wintory en la cafetería del Palau (ante la atenta mirada de algunos de los allí presentes), todo un lujo.

Preparándonos para disfrutar de una experiencia inolvidable en G&S. Foto: Reme Díaz / Metodologic

El público, una vez más de todas las edades y preferencias musicales (no solo aficionados a videojuegos), comenzó a acomodarse en las butacas mientras de nuevo en la pantalla se iba “cargando el concierto”. Los rótulos (“Empieza la experiencia”, “Cargando músicos”, “Descargando DLC música épica de la leche”, “Afilando lengüetas”) se iban sucediendo con la sorpresa de los nuevos asistentes y la alegría de los que, aunque lo viviéramos por segunda vez, nos gusta reconocer en los demás esa felicidad de descubrir aquello que nos une.

Y tras salir los músicos de la Orquesta Simfónica del Vallès y el Coro Jove Amics de la Unió, apareció el flamante director del concierto y uno de los artífices de G&S, Adrián Ronda, que también como tradición buscó esa moneda “ficticia” para iniciar el juego, que una vez más (aunque esta vez corriendo por el pasillo de la platea) le lanzó ni más ni menos que el compositor Austin Wintory, uno de los invitados del evento y que repitió en esta edición.

Y así comenzamos con una animada suite de Street Fighter II, de Yoko Shimomura, con temas del Opening character select, Ryu, Vega o Guile. Una suite donde destacó la batería, como sucedería en gran parte del concierto. Nos llamó la atención que en este tema, la parte audiovisual estuviera compuesta solamente de imágenes fijas, algo que pensamos que era un cambio con respecto a la primera edición para dar más importancia a los intérpretes pero que comprobamos después que era solo puntual.

Adrián Ronda dirigiendo a la Orquesta Simfónica del Vallès y el Coro Jove Amics de la Unió en el concierto G&S. Foto: Lorenzo Duaso / Prensa Games&Symphonies

Antes de seguir con el Main Theme de Fallout IV, Adrián se dirigió al público para agradecer su asistencia y encomendarles a disfrutar y expresarse como cada uno considere, eso que consigue este tipo de conciertos más vivos e interactivos, aunque se desarrollen en lugares tan habituados a la música clásica academicista como el Palau de la Música Catalana.

Llegó uno de los momentazos de la velada con la divertida presentación de Austin Wintory al estreno de Hades II – Mountains of the Gods, que dirigiría él mismo. Es innegable la conexión que consigue Austin con el público desde que aparece en el escenario y más aún cuando reconoce que es un privilegio y un honor estar en Barcelona un año más compartiendo su música con todos ya que, generalmente, “el compositor está acostumbrado a trabajar en una oscura y fría habitación y es una gozada poder sentir el poder de la orquesta y la alegría del público disfrutando de tu música”. Hades II sonó potente y delicada a la vez desde el primer acorde, con un coro impecable y una dirección por parte de Austin que nos conquistó a todos.

Austin Wintory dirigiendo a la Orquesta Simfónica del Vallès y el Coro Jove Amics de la Unió en G&S. Foto: Lorenzo Duaso / Prensa Games&Symphonies

Y tras los aplausos, y fuera de programa, Austin nos anunció una sorpresa “súper ilegal” de la que nos hizo a todos cómplices arrancando una sonrisa en el público. Para ponernos en situación, comentó que tras Journey, Matt Nava le anunció la creación de un nuevo estudio propio, Giant Squid, estudio que traería éxitos como Abzû (que escucharíamos en la segunda parte) y The Pathless. Y allí estaba Austin diciéndole a Matt que quizá podían tocar la música del nuevo juego, Sword of the Sea, que aún no está terminado y sigue componiendo, y que aunque este le dijera que era una terrible idea, ¡lo iba a hacer de todos modos! Este nuevo estreno es precisamente la música del tráiler del juego, algo no tan habitual pues a menudo se tira de música “incidental” para cubrir el expediente de lanzar el tráiler y, posteriormente, añadir la música definitiva a los últimos tráileres del juego. Y así, como gustosos encubridores del crimen, disfrutamos de una pieza de apenas un minuto con el sello personal de Wintory: una música que eleva al espíritu, con una preponderancia de cuerdas y una elegante combinación de arpas, percusión y una sección de vientos aportando la fuerza necesaria para dejarnos con la miel en los labios.

Adrián volvió para dirigir uno de los clásicos e imprescindibles en un repertorio de música de videojuegos, el tema de Ezio’s Family de Assassin’s Creed II en una suite para concierto que sonó grandiosa y espléndida desde el primer momento, con el protagonismo de un coro magnífico que nos puso a todos los pelos de punta, sobre todo en el apoteósico final de la pieza.

El Coro Jove Amics de la Unió en uno de los momentos de la actuación. Foto: Lorenzo Duaso / Prensa Games&Symphonies

Llegó otro de los estrenos del concierto, y es que en G&S siempre hay espacio para juegos indie como Hollow Knight. Sonó la música del greenpath, mezclado con efectos de sonido del juego de fondo (otra de las señas de identidad de estos conciertos), destacando de nuevo el exigente trabajo de cuerdas y percusión de la pieza, que nos condujeron a ese ambiente mágico de fantasía del videojuego.

Adrián se dirigió de nuevo a los asistentes para presentar los temas compuestos por Berlinist para Gris y Neva, del estudio catalán Nómada Studio, algo que le hacía mucha ilusión, más aún teniéndoles de invitados entre el público. El cariño del mismo no se hizo esperar con los aplausos antes de escuchar las inconfundibles primeras notas del piano en el tema Parte 1 de Gris. Con la sensibilidad de la solista y el coro acompañando a la orquesta, las imágenes de Gris dieron paso al encuentro con Neva y una voz que anunciaba el cambio de juego. De emoción en emoción, pasamos al tema When Courage Abide del multipremiado videojuego, y de ahí en adelante, los acordes al más puro estilo Max Richter en su versión de la primavera de Vivaldi; el coro y las imágenes proyectadas incrementaron ese pellizco de emotividad que provoca no solo la música sino el videojuego. Aun sin haberlo jugado, esos 3 últimos minutos de grandiosa música llegan directos al corazón, al nudo en la garganta y a la lagrimilla que creo que nos asomó a más de uno, director incluido. Podemos decir sin equivocarnos que este fue el momento más emotivo del concierto, como lo fuera el año pasado la interpretación de Rime con Mirella Díez.

Y para rematar la faena en esta primera parte, acabamos con una espectacular suite de Ori and the Will of the Wisps, que volvió acertadamente al repertorio del G&S para dejarnos con la piel de gallina y con el corazón cargado de sentimiento. Los cambios de iluminación durante todo el concierto afianzaron el entorno mágico que propician temas como este y del propio escenario del Palau, que insistimos es el lugar ideal no solo por acústica sino por ambientación.

La segunda parte comenzó con el coro interpretando las inconfundibles dos notas creadas por Jun Senoue para el tema de Sega y un divertido eco del público alentado por Adrián que arrancó la risa y el aplauso para empezar con alegría la suite de Sonic the Hedgehog para su 25 aniversario. Los temas de Sonic Title, Green Hill, Scrap Brain, Boss, Marble, Starlight y el Ending se sucedieron con imágenes fijas en la pantalla y un público que interactuaba moviendo la cabeza y tarareando las melodías con los labios.

Adrián Ronda dirigiendo con elegancia y maestría en uno de los momentos de G&S. Foto: Lorenzo Duaso / Prensa Games&Symphonies

El primer estreno de esta parte llegó con Sea of Stars, una preciosa suite con un exigente pizzicato que fue in crescendo y una alegre percusión, una vez más impecable como el resto de la orquesta. Nos pareció un gran acierto empezar con tanta energía positiva, sumando los temas de Sonic a la suite de Sea of Stars.

Y llegó el momento de otra de las invitadas de esta edición, Mentrix, co-compositora de la banda sonora de Price of Persia: The Last Crown junto a Gareth Coker. Por cierto, compositor este último que nos hubiera encantado conocer también en Barcelona pero que, como nos reconoció la propia Mentrix en una entrevista (que pronto podréis disfrutar aquí en Metodologic), no pudo asistir por problemas de agenda. Mentrix contempló la interpretación del Main Theme desde su asiento entre el público, ya que nos confesó minutos antes que prefería disfrutar de la suerte de poder escuchar la banda sonora en directo, con una orquesta y un coro de tanta profesionalidad, algo poco habitual como también comentó Austin Wintory en su presentación de la primera parte del concierto. El honor de cantar su parte solista lo ostentó otra conocida por los que asistimos a la primera edición, Júlia Illa, que cantó con magnífica solvencia el dificilísimo segmento vocal del épico tema, cuyos aires orientales nos trasladaron al juego que, por extraño que parezca, fue el primero en contar con personajes que hablan en persa.

Entre el público comenzó a notarse la expectación del tema que seguía a continuación, otro clásico de los que dejan el auditorio muy arriba: el Dragonborn de The Elder Scrolls: Skyrim. Ya las primeras notas potentes de la orquesta y los gritos del coro ponían en situación para disfrutar de una impresionante pieza ejecutada con una maestría magnífica. El aplauso y los vítores del público que siguió al tema daban rendida cuenta de esta memorable interpretación.

Apareció de nuevo nuestro querido Austin Wintory, con su humor habitual, reconociendo que si pensábamos que nos habíamos librado de él aún quedaba otra pieza más, Abzû, que interpretarían y de la que seríamos jueces. Pocas veces se habrá interpretado esta banda sonora ya que casi siempre, decir Austin Wintory equivale a Journey. Sin embargo, nos pareció fenomenal alternar el repertorio con respecto a los temas de Journey del año pasado, tanto para aportar algo nuevo a los que hemos acudido anteriormente como para hacer descubrir al resto otras bandas sonoras menos conocidas pero igualmente maravillosas y, por cierto, no menos complejas. El azul de la iluminación y las imágenes del videojuego en la pantalla no hicieron más que realzar esa espiritual y mágica melodía de la orquesta y el coro, tan propias del sonido del compositor estadounidense. A juzgar por los aplausos del público, una interpretación de matrícula de honor.

El público disfrutó a las mil maravillas con esta nueva edición de G&S. Foto: Lorenzo Duaso / Prensa Games&Symphonies

Otro de los cambios en relación a la edición de 2024 es el orden de los dos últimos temas. Así, Starfield Medley sonó tras Abzû. Sin duda un grandioso y extenso tema, pero que, como dijimos en nuestra crónica de 2024, algo menos adecuado para el final que el de Civilization VI – Sogno di Volare, tema que, como pudimos comprobar, permite un lucimiento mayor de la orquesta y el coro al completo. La Simfònica del Vallès y el Coro Amics de la Unió ejecutaron una vez más a la perfección este complicado y exigente tema, dejando el pabellón en todo lo alto y al público emocionado una vez más con el poder de la música de videojuegos y lo maravilloso de experimentarlo en directo. Fue Mentrix la primera que se puso en pie ante ese final apoteósico, seguida por todos los asistentes al Palau en una gran ovación que duró varios minutos.

El apoteósico final de Civilization IV dejó el listón muy alto en esta edición de 2025 del G&S. Foto: Lorenzo Duaso / Prensa Games&Symphonies

Nos esperaba aún la sorpresa de un bis con otro temazo de los que no pueden faltar, el tema principal de Halo, con ese coro tan reconocible y esa vibrante sección de cuerdas, que puso un broche final perfecto para cerrar con los créditos del evento en la pantalla una velada inolvidable que nos hizo volar, como rezaba el tema de Christopher Tin para Civilization VI.

Ese “sueño de volar” que es casi un himno en pos de la Humanidad y que nos dejó el corazón lleno de esperanza y la sensación de haber vivido un año más un evento histórico que queremos se convierta en una tradición para aquellos que adoramos la música de videojuegos y para los que no dejan de sorprenderse por la maravilla de estas bandas sonoras que en nada tienen que envidiar a las del cine o a grandes obras de la música clásica. Una tradición que esperamos nos haga volver al Palau un año más en 2026 para sentirnos, de nuevo, como en casa.

Gran ovación del público como despedida de esta edición del G&S. Foto: Reme Díaz / Metodologic

Queremos agradecer la inestimable ayuda del equipo de prensa del Palau de la Música Catalana y de todo el equipo de G&S, en especial de Jaume Boan (Comunicación), Vicent Tobar (el genio detrás de los arreglos de los temas interpretados) y, cómo no, de Adrián Ronda, que nos demostró un año más que ser grande en el escenario y en este mundo de la música no significa dejar de ser grande con el cariño y la autenticidad que transmite como persona.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.