Ah, las carreras del futuro… La mayoría de los juegos de velocidad tienden a ser simuladores automovilísticos que se centran más en mostrar fieles modelos de conducción antes que sorprendernos con aceleraciones imposibles y circuitos ilógicos, quedándose la fantasía prácticamente reducida a lo que nos ofrece WipeOut, Fast RMX y, en cierto modo, Mario Kart. Este panorama no es que mejorara sobremanera antaño, pero sí es cierto el hecho de que las desfasadas carreras de corte fantástico sí contaban con más representantes, con nombres como POD, Rollcage o el mismísimo F-Zero pululando a lo largo y ancho de los catálogos de los distintos sistemas. Incluso nombres como Cyber Speedway, Hi-Octane, Speed King: Neo Kobe 2045 o Ballistics aportaron su granito de arena en una época en la que seguir la estela de WipeOut era lo habitual.
La aparición del reciente WipeOut que se ha colado este año en PlayStation 4 ha supuesto toda una sorpresa para el usuario que daba por perdida la franquicia tras el cierre del Studio Liverpool (Psygnosis) por parte de Sony. Quizás este cerrojazo motivó el que los italianos de 34BigThings decidieran meterse de lleno en la tarea de hace su propio WipeOut y, de paso, intentar llegar más allá. Al fin y al cabo, Redout es un tributo a los grandes monstruos de las carreras futuristas, y no oculta la inspiración venida de clásicos como los citados en el anterior párrafo.
Redout se ha concebido con la idea de plasmar un título tan vertiginoso como duro y satisfactorio, generando una conducción que exige todo por parte del jugador sin que por ello deje de ser estimulante y placentera. Pero lo mejor de todo es la manera en la que evoca sin disimulo alguno al clásico de Psygnosis, y esto es algo que se paladea en el momento en el que contemplas el juego en movimiento. Por lo tanto, es fácil pensar que Redout no gustará a los que sufrían con el viejo WipeOut, mientras que también tiene el complicado reto de convencer a los fans más intransigentes del género. Porque, a pesar del parecido extremo (basta con contemplar las pantallas aquí expuestas para intuirlo), el título que hoy nos ocupa se encarga de generar sus propias mecánicas para no quedarse en un imitador más.
Las premisas que propone su factor lúdico están basadas en la física y en un más que interesante sistema de flote. Aquí existe una diferencia palpable con respecto a todo lo que hayamos jugado antes, y exige toda nuestra atención para equilibrarnos no solo en lo que al trazado se refiere, sino en lo concerniente a su verticalidad, empleando para ello el stick derecho para estabilizar el vehículo en las curvas y en las inclinaciones con fuerzas G positivas y negativas. Este interesante reto a nivel de control deriva en la importante circunstancia de que Redout reniegue de aquello de fastidiar al rival a base de misiles y demás parafernalia beligerante; aquí lo que importa es correr y hacerlo de la mejor manera posible. Quizás sobre el papel suene complicado, pero os puedo asegurar que este nivel de exigencia recae más en la concentración del usuario que en lo que son mecánicas complicadas, siendo algo que se nota bastante en la sensación continua de progreso que se siente pad en mano. Lo dicho, muy diferente a WipeOut y, desde luego, no menos satisfactorio.
No faltan los modos para poner a prueba las apasionantes mecánicas de Redout. El modo carrera, principal baluarte del juego, propone una serie de eventos ─más de 75─ que nos propondrán multitud de pruebas: carreras clásicas, contrarreloj, supervivencia, resistencia, último en pie… La prueba que más me ha llamado la atención es el modo boss, que conecta todos los circuitos de una localización formando en consecuencia un escenario monstruoso. En cualquiera de los casos, vamos a disfrutar con un diseño de jugabilidad excelente, mezclando la extrema sensación de velocidad con todo tipo de virguerías sobre la pista: saltos, loopings, tirabuzones… Y nada está colocado ahí al azar; todo tiene el justo y coherente propósito de estar ahí en pos de la diversión, extensible, como no podría ser de otra manera, a un competentísimo multijugador online que permite vernos las caras con otros doce jugadores.
Una veintena de pistas repartidas a lo largo de cuatro diferentes escenarios son el marco en el que tendrán lugar unas carreras francamente alucinantes. La ambientación es fenomenal, con un elegantísimo acabado que mezcla un selectivo bagaje poligonal con toda una serie de efectos visuales capaces de quitar el hipo. La gente de 34BigThings ha sabido sacarle jugo al Unreal Engine 4, a base de partículas, punteros efectos de iluminación y sombreado y toda una serie de filtros acordes con las circunstancias del escenario. Debo reconocer que, tras haber visto la portentosa versión PC, no se me pasaba por la cabeza el que pudiera ver exactamente lo mismo en consola… Afortunadamente, estaba equivocado. En concreto, la versión PS4 Pro se mantiene estable a 60 imágenes por segundo a 1080p, mientras que la clásica PS4 ronda alrededor de los 50 frames. Xbox One es la que sale perjudicada: 900p y 30 fps, algo que se resiente cuando en un juego de este tipo es esencial la comunión entre juego y usuario en base a la tasa de imágenes por segundo. Aún está por ver cómo rendirá en Nintendo Switch.
Los inquietantes paisajes helados, las calmadas costas, las desérticas llanuras… todos estos ambientes, tan distópicos como melancólicos, cobran vida no solo por la vital luz de las carreras, sino por una banda sonora absolutamente espectacular. Como bien hiciera WipeOut en su momento, la música se torna esencial en el desarrollo de un ejercicio tan vertiginoso… y esto no iba a ser menos en Redout. De lo más llamativo es, además del soporte completo 5.1, el toparnos de bruces con una OST dinámica que irá sonando más y más bestial cuanto más rápido vayamos. Un detalle más dentro de lo que son unas melodías electrónicas de excelente factura, obra de Aram Jean Shahbazians y Nils Iver Holtar.
Es posible que, para muchos no estemos ante una opción a considerar por, precisamente, su temática y su condición de juego poco casual. Es difícil dominarlo y pertenece a un subgénero que hoy día no atrae precisamente a las masas. Pero desde aquí os digo con absoluta firmeza que este veloz espectáculo llamado Redout es un racing game esencial en cualquier colección de juegos que se precie de tener obras de calidad. Es el mejor homenaje que pueden tener los grandes clásicos de los juegos de carreras futuristas, en lo que es una creación que, por parte de sus creadores, destila amor por unas mecánicas y un estilo. Un trabajo espectacular, peligrosamente adictivo y terriblemente sólido en sus preceptos jugables. Lo justo sería que no perdiera comba con el paso de los meses.