Del 9 al 12 de septiembre se celebró la sexta edición del Festival Movie Score Málaga, de nuevo en un formato reducido debido a las exigencias de la pandemia de la COVID-19.
La sensación de entrar en el Teatro Cervantes para disfrutar un concierto de MOSMA es como la de volver a casa. Una casa con ventanas entreabiertas, butacas prohibidas, con la luz a medio gas para que no se cuele el miedo a otra época de oscuridad pero, en definitiva, una casa donde el público es familia.
Y es que este Festival siempre ha sido un lugar de reencuentro con los fans y la buena música, más allá de ser una serie de conciertos organizados en un tiempo determinado. A pesar de que la COVID-19 ha vuelto a determinar el formato de esta edición, en la que se ha echado mucho de menos esa posibilidad de encuentros con los compositores, firmas de discos o entrevistas cercanas, el calor siempre lo aporta un público entregado y un equipo de profesionales y artistas no menos dedicado a que todo salga lo mejor posible, dadas las circunstancias.
Mística y épica en el cine. (Ver programa)
Esta sexta entrega comenzó con el concierto Mística y épica en el cine, interpretado por la Orquesta Filarmónica de Málaga y el Coro Ziryab, habituales ya del festival, y dirigido de nuevo por el Maestro Arturo Díez Boscovich, que aparte de ofrecernos una dirección orquestal intensa y apasionada, fue comentando los temas de forma amena con la complicidad y el humor que le caracteriza. La OFM brilló una vez más y el Coro Zyriab nos mostró a su vez una capacidad asombrosa para cantar perfectamente, como siempre, aun con mascarilla.
En un contexto post pandemia, comenzar el festival haciendo una llamada a la resistencia y la capacidad de superación era casi inevitable. El viaje musical arrancó con la genialidad de la música de Amadeus para pasar luego por la fuerza de Rocky (Bill Conti), la lucha por la supervivencia de La lista de Schindler (John Williams), el grito de libertad de Braveheart (James Horner), el afán de superación de Hoosiers: más que ídolos (Jerry Goldsmith), la ingenuidad de Forrest Gump (Alan Silvestri), la búsqueda de un mundo mejor de Adú (Roque Baños) o la heroicidad de Batman (Elliot Goldenthal). Este último tema cambió de orden en el programa, siendo una suite espectacular que dejó boquiabierto al público y con la que opinamos que debía haber terminado el concierto. Mención especial merecen los cantantes solistas que colaboraron durante el concierto en Gladiator o Adú, pieza que contó con la presencia de Cherif Conte, cantante y coautor de la misma. Asimismo, la presentación audiovisual del concierto fue muy adecuada, combinando la pantalla con una mitad más discreta donde figuraba el nombre del tema y compositor y otra mitad con fragmentos de la película, de forma que servía como apoyo visual a la orquesta sin entorpecer o distraer la mirada del público de los verdaderos protagonistas: los músicos que estaban sobre el escenario y la propia ejecución de los temas.
Si alguien echaba en falta a Basil Poledouris en este variado y acertado setlist, pudo quedarse tranquilo con el primero de los dos bises con los que nos regaló la OFM y el Coro Zyriab: ni más ni menos que el tema de La caza del Octubre Rojo. El concierto acabó con la canción This is me del musical El Gran Showman (John Debney), que supo dejar el pabellón bien alto como broche final de este arranque del festival.
Historias de mujeres. (Ver programa)
El segundo día nos trasladamos a la maravillosa Sala Unicaja de Conciertos María Cristina, un lugar único donde cobijar un concierto con un carácter más intimista y sobrio, centrado en historias de mujeres, tanto en la pantalla como en la composición de esas bandas sonoras.
El programa se estructuró en cuatro historias y contó con la presencia de tres de sus compositores: Anthony Willis (que abrió el concierto con temas de Una joven prometedora, Solitary y Cómo entrenar a tu dragón: de vuelta a casa), Nainita Desai (For Sama y El caso Watts: el padre homicida) y la malagueña Paloma Peñarrubia (Sangre). La cuarta historia, la de Gambito de Dama, pasó a cerrar el concierto, un cambio acertado con respecto al programa original en el que figuraba en tercer lugar, por poder contar a través de un mensaje grabado con el saludo del compositor Carlos Rafael Rivera (que no pudo asistir al coincidir el festival con eventos relacionados con la gala de los Premios Emmy, en la que estaba nominado) y por la popularidad de la banda sonora, que sonó espectacular en la sala de conciertos.
La dirección corrió a cargo de Isabel Rubio, que ya colaboró en MOSMA en 2019 dirigiendo el concierto de Yasunori Mitsuda, precisamente en la misma ubicación, siendo la Movie Score Málaga Assemblé Orchestra la encargada de interpretar magistralmente esas cuatro historias.
Aunque a priori no debía ser un concierto extenso y fue todo un descubrimiento poder escuchar esos temas en concierto, combinando orquesta y efectos sonoros, la velada se hizo algo pesada debido a los discursos de los compositores, sobre todo de los dos primeros que, al necesitar intérprete y no escucharse muy bien, cortó un poco el ambiente musical del concierto. Asimismo, el formato de temas cortos con silencios entre sí también evitó que el clímax fuera más fluido, como hubiera sucedido si se hubieran presentado en forma de suite. No obstante, el presentar diferentes propuestas musicales en un festival de estas características siempre es un acierto.
Tributo a la música de videojuegos. Trece movimientos. (Ver programa)
Otra de las apuestas acertadas del Festival ha sido continuar la tradición comenzada en 2020 con el Tributo a Ennio Morricone de reinterpretar piezas ya conocidas a través de los ojos (u oídos) de diferentes compositores, la mayoría españoles. Y hablando de virus, la propuesta para este MOSMA 2021 no pudo ser más original y espectacular, presentando el tributo a la música de videojuegos con una narrativa en la que un virus corrupto se introduce en estos temas para ser reimaginados.
El concierto fue dirigido por Joan Martorell, compositor y Maestro también conocido ya en MOSMA, e interpretado de nuevo por una Movie Score Málaga Assemblé Orchestra, con más secciones y músicos que la que encontramos en el concierto de Historia de mujeres.
La estructura se dividió en dos partes claramente definidas y quizá algo dispersas, viéndolo con perspectiva: una primera parte de piezas de videojuegos archiconocidos como Space Invaders, Super Mario Bros, Legend of Zelda, Tetris o Resident Evil, reimaginadas por compositores que en su mayoría repitieron con respecto al tributo a Morricone de la edición de MOSMA 2020 (Sergio de la Puente, Javier Bayón o los hermanos Ferrando entre otros) y una segunda con estrenos mundiales de temas de diversos compositores: The Season of Warlock (Carlos Martín Jara), Reventure (Daniel Parejo), Call of the Sea (Eduardo de la Iglesia), Blasphemous (Carlos Viola) y Knack II o Fortnite (Anthony Willis).
La divertida narrativa de la que hablábamos, respaldada por una genial presentación audiovisual y divertidos videos de introducción por parte de los compositores, quedó mucho más integrada en la primera parte, dejando a la segunda como un mero pase de temas que adolecieron de la misma carencia que en el concierto de Historia de mujeres a la hora de contar con temas cortos y no suites, que hubieran permitido una visión más fluida de las bandas sonoras. Finalmente, volvió a cerrar el concierto una parte de ese virus “espartano” con un bis denominado ¡Esparta! que reinterpretó la banda sonora de Halo 2 de la mano de Javier Bayón y Luc Suárez, que devolvió la fuerza y la diversión de la estructura de la primera parte al escenario para rematar el concierto por todo lo alto. Os hablaremos más detenidamente de este concierto y esperamos poder contaros más sorpresas pronto.
MOSMA Maestros. La música de Gustavo Santaolalla. (Ver programa)
El plato fuerte de esta edición era sin duda el esperado concierto de Gustavo Santaolalla, que recibió además el Premio MOSMA Maestros de manos de Juan Antonio Vigar (Director-Gerente del Teatro Cervantes y la entidad Málaga Procultura del Ayuntamiento de Málaga).
El concierto, que llenó el Teatro Cervantes, comenzó con un retraso de veinte minutos, espera que mereció la pena en cuanto se abrió el telón y pudimos ver en el escenario, entre la Orquesta Sinfónica de Málaga y el Director Arturo Díez Boscovich, a Gustavo Santaolalla, que interpretó y cantó todo el repertorio durante la hora aproximada que duró el concierto. La conexión entre la orquesta, el director y Gustavo Santaolalla fue increíble, llena de complicidad y con una ejecución perfecta en todos los temas. Tanto es así que este talentoso “trío” compuesto por la Orquesta Sinfónica de Málaga, Arturo Díez Boscovich y Santaolalla repitieron en el concierto del Auditorio Nacional de Madrid del 17 de septiembre, dentro de la gira por España que finalizará el 25 de septiembre en Avilés.
El primer tema fue la suite de Brokeback Mountain, película con la que el argentino consiguió su primer Oscar en 2006, al que siguió un emocionado saludo del compositor al público malagueño para presentar este concierto sinfónico, el primero tras la pandemia. En MOSMA pudimos asistir a los estrenos mundiales de diversos temas como el de la serie El Cid o las suites de The Last Of Us, tanto la primera como la segunda parte, que completaron un setlist que viajó por todas las facetas de la carrera profesional de Santaolalla, desde sus películas con Iñarritu (Amores Perros y Biutiful) a las canciones de rock latino de su grupo Bajofondo.
Llamó la atención como, a pesar de la exitosa y galardonada trayectoria como compositor de cine, cantante y productor de rock (recordemos que tiene dos Premios Óscar, dos Bafta, un Globo de Oro y 19 Grammy, ahí es nada), fue en la introducción a la música del videojuego The Last Of Us donde se demostró una gran expectación con una fuerte ovación del público, lo que da una idea de la importancia que esta banda sonora ha tenido en la carrera de Santaolalla. En especial el tema principal de TLOU fue uno de los momentos culminantes del concierto por su interpretación de menos a más, desde la intimidad de ese banjo tan reconocible por los fans hasta la apoteosis final de la orquesta.
No menos espectaculares fueron los temas que Gustavo cantó y tocó la guitarra y el ronroco con una fuerza impresionante, acompañado del guitarrista Juan Luqui, como El río de las penas, The Apology Song, Ando rodando o la maravillosa reinterpretación del tango sinfónico Pa’ Bailar, que puso el colofón con el público animadísimo y deseoso de que el concierto hubiera durado algo más.
En conclusión, si bien hemos disfrutado de cuatro días intensos de la mejor música para el medio audiovisual, se ha echado en falta esa cercanía con los compositores que aportaba MOSMA como una de sus señas de identidad, tanto en los encuentros como en las firmas de discos e incluso en las entrevistas con los medios. Aunque entendemos que la situación se ha vuelto más complicada con la pandemia y reconocemos el mérito que tiene organizar un festival de estas características, creemos que podrían haberse habilitado fórmulas seguras que dieran respuesta a esta demanda del público y los profesionales que nos encontrábamos cubriendo el evento. Más aún cuando este año se ha dado un paso más con respecto a la edición de 2020, al poder contar con más compositores y algunos internacionales como Anthony Willis, Nainita Desai o el mismísimo Gustavo Santaolalla.
No nos cansamos de decir que el MOSMA es más que una serie de conciertos. Es un festival que late dentro y fuera del escenario y que esperamos que el año que viene recupere todo su esplendor. Como dijo el Maestro Arturo Díez Boscovich al cierre del primer concierto, el MOSMA es y ojalá siga siendo un festival que no se da por vencido.