Recuerdo mi primera toma de contacto con Minecraft. No fue con la original versión PC, sino en PlayStation Vita; y enseguida entendí por qué resulta tan popular el juego. Libertad, exploración, farmeo, combates, supervivencia, mucha variedad de biomas, creación de objetos… Posibilidades casi infinitas. ¿Cuál es el resultado de fusionar este concepto con Dragon Quest? Pues ni más ni menos que el título que ahora mismo nos ocupa: Dragon Quest Builders. Una particular amalgama que nos coloca en Alefgard, la localización del primer juego de la franquicia Dragon Quest. Pero se trata de un universo alternativo donde los eventos de la aventura original no acabaron bien y el héroe fracasó. En este entorno envuelto en la oscuridad despierta nuestro protagonista, que resulta ser el constructor legendario y la única persona capaz de fabricar cosas en el mundo. Su labor es clara: reconstruirlo todo y devolverlo a su antiguo esplendor. Pero, como no podría ser de otra forma, no lo tendrá fácil.
A partir de ese punto ya vemos una clara diferencia con respecto a Minecraft o Terraria. Tenemos una serie de objetivos claros que cumplir para poder ir avanzando en el juego, por ejemplo, para empezar debemos ir reconstruyendo una ciudad creando casas con camas, antorchas, cofres, cocinas, etc. Todo lo que vayamos fabricando aumentará el valor del asentamiento e irá subiendo de nivel y mejorando el ánimo de los pueblerinos. A su vez, estos personajes nos irán dando misiones para cumplir, que consisten en construir un objeto determinado o reunir ingredientes. Sea como sea, la base de Dragon Quest Builders es la exploración y recolección de ingredientes para crear nuevas cosas. Y no solo se limita a elementos para mejorar un pueblo, ya que podemos crear armas, armaduras, escudos, medicinas, alimentos… Esto último es importante porque hay que alimentar al protagonista de vez en cuando, y protegerlo porque va a tener que luchar sí o sí contra los clásicos monstruos de la saga Dragon Quest, como los limos azules, las quimeras o los gólem entre muchos otros. Y de hecho, los combates es mejor dejarlos para el día, porque la noche es más peligrosa.
La recolección de materiales depende en buena medida del arma que llevemos equipada. Por ejemplo, con armas de madera podemos recolectar los ingredientes más básicos, pero si queremos obtener piedra o vetas de metales tendremos que usar una maza gigante. Dichos materiales, dependiendo de su rareza, los encontraremos en diferentes localizaciones o como resultado de acabar con un determinado monstruo. Se puede decir lo mismo de la creación de objetos, ya que dependiendo del tipo de taller que usemos, podremos acceder a diferentes útiles. La cocina para los alimentos, la forja para los metales, los talleres para la artesanía, etc. Normalmente, cuando tenemos acceso a un nuevo material, a nuestro personaje se le enciende la bombilla y adquiere el conocimiento en forma de receta, para poder ver cómo podemos aprovechar el nuevo material. También cuando algún ciudadano nos da una misión, al protagonista puede llegarle la inspiración en forma de recetas. Muchas veces estos ciudadanos nos facilitarán mapas/esquemas para construir determinadas habitaciones que solo se pueden considerar de un tipo específico si cumple los requisitos y tiene los elementos necesarios. Obviamente, para reunir esos elementos tendremos que patearnos el mapeado, explorar bastante y luchar.
Dragon Quest Builders desde el principio ya te aclara que nuestro protagonista no es un héroe clásico de la saga. Es simplemente el constructor, y por lo tanto no adquiere experiencia o sube de nivel por derrotar monstruos. Sin embargo, sí que puede mejorar sus parámetros desarrollando mejores armas y armaduras. Ocasionalmente, como recompensa por superar una misión (u ocultas en cofres en los mapas) obtendremos las clásicas simientes de vida que aumentarán nuestra salud. Y hablando de esto, es esencial en el juego llevar objetos curativos para recuperar vida, y sobre todo comida, porque el hambre irá aumentando a medida que vayamos haciendo cosas.
El trabajo de Square Enix Business Division 5 a nivel gráfico es ciertamente bello. Tiene una estética cuadriculada al estilo Minecraft, pero mucho más suave, y además afectando solamente a los terrenos esta estética cúbica. Los personajes, monstruos, árboles, rocas y demás elementos poseen el clásico diseño del maestro Akira Toriyama, con muñecos que destilan un look bastante “chibi” (los personajes son cabezones); si bien los monstruos tienen los diseños clásicos de la saga de toda la vida. Podemos personalizar algunos aspectos del protagonista, como su género, color de piel, pelo y los ojos. Por su parte, la música del juego usa todos los temas asociados con la franquicia, por lo que ya supone un disfrute a la hora de explorar cada rincón del mapa mientras escuchamos las grandiosas partituras de Koichi Sugiyama. El juego no tiene voces, simplemente en los diálogos se escucha el pitido característico de las conversaciones de la saga. Todo el texto del juego está traducido al español, y como siempre, la localización a nuestro idioma está muy bien conseguida, algo ya habitual en los Dragon Quest que han salido por nuestras tierras.
En conclusión, Dragon Quest Builders es una cita obligada para todos los fans de la serie, pero especialmente para aquellas personas que disfruten con los títulos de farmeo, exploración y creación cuyos mayores exponentes son clásicos modernos como Terraria o Minecraft. Aplicar un estilo de juego de este tipo en el “contexto” de Dragon Quest ha dado un grandísimo resultado.