Todo tiene un principio. Todo. Esto es un aspecto esencial que se puede trasladar perfectamente a los videojuegos, a sus historias y a los personajes que habitan en los mismos. El credo de los Assassins es muy antiguo dentro de la trama de la serie, antiguo del nivel de milenios… ¿Pero cuándo y cómo empezó el credo a conocerse como los “Assasins”? La respuesta a estas dos preguntas la encontramos en Assassin’s Creed: Origins, y de una forma totalmente espectacular y masiva. Después de dos años de ausencia de la franquicia desde Assassin’s Creed Syndicate, la saga vuelve con muchísima fuerza, como vamos a ver a continuación.

Volviendo a la pregunta inicial ─cómo y cuándo empezó todo─, la respuesta simple sería esta: todo empezó con Bayek, uno de los últimos medjay que vivió en Egipto durante la época de Cleopatra. Los medjay eran como una especie de “polícia secreta” que trabajaba para el bienestar del faraón y de Egipto, pero en el momento que empieza la historia ya no quedan muchos. De hecho, la historia de Assassin’s Creed Origins comienza in media res, y tendremos que ir avanzando en la trama para descubrir las motivaciones del protagonista. Durante todo la aventura iremos viendo cómo se van construyendo y formando muchas de los pilares fundamentales del credo. Aparte, por supuesto, de vivir los grandes acontecimientos históricos que forjaron el Egipto de esa época.

Pero Origins es mucho más que la historia de la fundación del credo de los Assassins. La mejor palabra que define el juego es enormidad; es gigantesco en todos los sentidos. Lo primero que salta a la vista es el mapeado. Por ejemplo, estamos en lo alto del faro de Alejandría sincronizándonos, y a la vista tenemos toda la ciudad… Lo que en anteriores juegos podría suponer casi todo el juego o parte del mismo, en el caso de Alejandría resulta ser solo una pequeña parte de todo el mapeado. Con todas las cosas para hacer en la primera zona (y eso que me dejé cosas pendientes), estuve como tres horas… ¡y tan solo era el prólogo!

Assassin’s Creed Origins es muy abierto en dos sentidos: por una parte, no funciona siguiendo la clásica estructura de bloques de memoria genética, y por otra, hay multitud de misiones secundarias y principales que podemos encarar en el orden que queramos. Eso por no mencionar la cantidad de puntos de interés que hay con sus respectivos objetivos a cumplir y tesoros para encontrar, incluidas ruinas submarinas… pero no adelantemos acontecimientos. Tenemos también carreras al más puro estilo Ben-Hur, que son muy divertidas, y varias sorpresas que no nos vamos a esperar en un principio y que sin embargo están muy bien planteadas. Por supuesto, también hay áreas con enemigos que hay que eliminar, y el juego nos ofrece muchas opciones para encarar la localización.

Otro ejemplo de esta libertad de movimiento y enormidad es el paisaje. Egipto está lleno de montañas, cañones, valles, etc. ¿Hay un pilar de roca enorme al fondo que nos gustaría ver más de cerca o escalar? Podemos hacerlo en el juego. Y tal vez arriba no hay nada, pero simplemente nos encontramos con una magnífica vista digna de captura de pantalla. Origins implementa un nuevo sistema de escalada libre que nos permite trepar cualquier cosa manteniendo el estilo de perfil alto/bajo de Assassin’s Creeed Unity y Syndicate.

En muchos sentidos, a medida que vayamos avanzando, nos daremos cuenta que parece más un action-rpg sandbox… y realmente es lo que es. Todo lo que hagamos con Bayek nos va a dar experiencia: eliminar enemigos, cumplir misiones, encontrar sitios, despejar templos, etc. Cuando subimos de nivel, mejoramos la salud y el daño que hacemos, aparte de conseguir un punto de habilidad que podemos cambiar por un perk que se divide en tres tipos: la senda del guerrero, del arquero y del vidente. En este aspecto se ve una gran inspiración en los últimos Far Cry. Todas las habilidades son útiles, y muchas de ellas cambian el juego completamente.

Por su parte, el sistema de combate está totalmente cambiado respecto a anteriores entregas. Se acabaron los automatismos con los contraataques, ahora volvemos a lo esencial: bloquear, evadir, parry y dañar al rival. Y para ello podemos usar un escudo en combinación con una gran variedad de armas, como espadas, dobles dagas, lanzas, mazas… Y si el combate de cerca no nos gusta, pues podemos usar el siempre útil arco que, como ya demostró Connor en Assassin’s Creed III, es una gran arma a distancia. Pero este sistema de armas va mucho más allá de lo visto en Unity, por ejemplo.

De hecho, recuerda muchísimo a Borderlands en el sentido de la generación aleatoria de armas con determinados atributos y habilidades. Porque sí, las armas de este Assassin’s Creed tienen habilidades (más posibilidades de crítico, apuntado más rápido, etc), y también tienen grados de rareza. A más rareza, mejor arma, y con el sobrante podemos venderlo o desmantelarlo para conseguir materiales, cosa que recomiendo bastante. Si un arma nos gusta mucho pero se está quedando obsoleta con respecto al nivel de los enemigos, podemos ir al herrero para mejorarla pagando una suma de dinero.

El sentido del águila también ha sido modificado en esta entrega. Para los que no sepan de lo que estoy hablando, los anteriores protagonistas de la saga tenían una especie de sexto sentido que les permitía identificar aliados, enemigos y objetivos, además de otras funcionalidades. Bayek no posee esta habilidad, pero lo que sí tiene es un águila que podemos controlar y que nos sirve para investigar el entorno y marcar a los enemigos. Al más puro estilo dron aéreo en la antigüedad o el búho de Far Cry Primal.

Hablando del águila (que nos proporciona una gran ayuda), podemos mejorar su poder sensorial sincronizándonos con las atalayas, que por supuesto se mantienen. A lo largo de todo el enorme mapeado tenemos ciertas estructuras que tenemos que escalar para sincronizarnos y hacer un salto de fe al clásico montón de paja, que no podía faltar tampoco. Estas atalayas a su vez nos sirven como punto de viaje rápido inmediato, ideal para aquellas personas que no quieran perder mucho tiempo. Aunque realmente merece la pena perderse por Egipto, no solo por el paisaje, sino porque podemos encontrar muchas cosas valiosas.

Tenemos múltiples sistemas de transporte en el juego. Nada más empezar, tenemos disponible un camello para poder movernos más rápido por los caminos, pero también podemos acceder a caballos y carros. Hay una funcionalidad muy útil que consiste en poner un “piloto automático” que nos lleva al objetivo que queramos, siendo ideal para centrarnos en el paisaje o en el combate que tengamos entre manos. También tenemos barcas, porque hay mucho terreno marítimo. Y no solo podemos navegar en lagos, ríos y mares, sino que también existe la posibilidad de bucear para buscar tesoros o ruinas sumergidas. Y el fondo marino está recreado de forma magnífica.

Por supuesto, toda esta exploración no está exenta de peligros. Empezando por los enemigos, sean bandidos o soldados, siempre tendrán un número encima que indican su nivel y qué grado de peligro suponen para Bayek; si son muy fuertes, es preferible huir. También hay una gran fauna en el juego, desde dóciles cabras hasta unos bonitos ─y enormes─ cocodrilos dispuestos a hincar su diente en nuestro protagonista. Por lo tanto, la caza también es una opción que además nos permite obtener materiales para mejorar nuestro equipamiento defensivo o la capacidad de llevar flechas.

Realmente, hay muchísimos aspectos a comentar de este Assassin’s Creed. Por ejemplo, podemos hacer capturas de pantalla en cualquier momento y lugar y compartirlo con otros jugadores. En el mapa podemos ver las diferentes fotografías de otros jugadores, incluso algunas de estas capturas nos pueden servir de pista o ayuda para encontrar ciertos elementos. Muchos lugares y ruinas tienen tesoros ocultos, y muy menudo están escondidos a conciencia. Encontrarlo todo nos tendrá muy ocupado.

Assassin’s Creed Origins es descubrimiento continuo y una gran variedad de actividades… Pero no todo es el antiguo Egipto. En esta entrega volvemos a tener secciones en el presente, esta vez protagonizadas por una mujer llamada Layla que es empleada de Abstergo (los templarios del presente), y está realizando un proyecto personal para subir peldaños en la compañía. Dicho proyecto está relacionado con la historia de Bayek, y su investigación de esas memorias con su animus. Estas secciones recuerdan bastante a las secciones del presente de Assassin’s Creed III.

Gráficamente estamos ante una maravilla. La recreación del antiguo Egipto es preciosa, y te mete de lleno en el universo de este Assassin’s Creed. Es una inmersión brutal: la ciudad de Alejandría, las pirámides, las ruinas, los desiertos, las montañas, el agua, el fondo del mar, el fuego… Es una barbaridad el trabajo que tiene que haber habido detrás de todos esos elementos. Lo mismo se puede decir de los PNJs que viven en el mundo, los animales y, por supuesto, las animaciones de Bayek, que son muy fluidas y naturales.

Origins viene por defecto con voces en inglés y textos en castellano. Si lo deseamos, nos podemos bajar gratis el paquete con el doblaje en español, pero no es necesario, y de hecho recomiendo el doblaje en su versión original porque le da mucho más dramatismo a la historia. Los temas musicales, obra de Sarah Schachner, toman un estilo muy egipcio y antiguo que obviamente va como anillo al dedo para el juego, y también tenemos ciertos toques musicales asociados con la saga en general.

Assassin’s Creed Origins solo tiene un defecto en mi opinión, y son los micropagos que incorpora y que tan de moda se están poniendo últimamente en juegos que no son precisamente baratos. Seamos realistas: si hemos pagado (seguramente un buen pellizco) por un juego de lanzamiento en la edición que sea, ¿a qué viene poner más elementos de micropagos como trajes extra, armas extra, skins, ayudas y demás? Están estropeando el conjunto tan positivo que podría tener el videojuego; los micropagos no son algo positivo, al contrario. Afortunadamente, nada de lo que ofrecen en la tienda de Assassin’s Creed Origins que requiera micropagos es necesario para disfrutar de la aventura, pero queda muy mal en el conjunto. Hay que cuidar un poco estos detalles, porque es fácil quedar mal con la comunidad que te ha estado apoyando todo este tiempo… y parece que no les es suficiente.

Dicho esto, y quitando el tema de los micropagos ─que afortunadamente de momento es opcional y anecdótico─, Assassin’s Creed Origins es un grandísimo juego. Es posiblemente el mejor Assassin’s Creed lanzado hasta la fecha: tiene una historia muy interesante, la época está muy bien recreada, el mapeado es inmenso con mucho para explorar y hacer, tenemos multitud de opciones a la hora de encarar las misiones, etc… Este lanzamiento es una cita obligatoria para todos los fans de la saga, para los que les encante Egipto y, por qué no, a los que les gusten los action-rpg con un toque histórico. ¡Otra gran obra must-have que nos ha deleitado este grandioso 2017 videojueguil!

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